Otra vez fuego: en 2021 ya se perdieron 15.000 hectáreas de humedales en el Delta del Paraná y los vecinos denuncian falta de acción estatal

Los fuegos en los humedales del Delta del Paraná siguen ardiendo. En lo que va del año ya hubo alrededor de 3000 focos de incendios y cerca de 15.000 hectáreas arrasadas, según datos de Greenpeace. Desde la agrupación Multisectorial Humedales, formada por vecinos autoconvocados, aseguraron que se está intensificando un "modelo productivo devastador" que destruye los ecosistemas en favor de la ganadería y los intereses inmobiliarios. "O no hay voluntad política o hay serias complicidades", dijo a Carbono News uno de los encargados de prensa del movimiento, Rodolfo "Rodo" Martínez. 

Los incendios más grandes se registraron en San Pedro y Ramallo (provincia de Buenos Aires) y en Villa Constitución, Granadero Baigorria, Pueblo Esther, Arroyo Seco y Rosario (en Santa Fe). "Superan a los del año pasado en comparación con el mismo período, pero no son tan cercanos a las casas ni tan masivos en cuanto a su magnitud como aquellos. Todavía no han corrido riesgos los ranchos de los vecinos", aseguró Martínez, quien junto con otros compañeros del movimiento ayudaron a apagar las llamas en 2020. 

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"Ojalá ahora no sea necesario", dijo. Solo Entre Ríos, en 2020, se quemaron alrededor de 300.000 hectáreas. En todo el país, fueron más de un millón.

Para informarse de los incendios, la Multisectorial utiliza geamap, el servicio gratuito de la NASA que muestra los focos activos en el mundo con un breve tiempo de retraso. "Nuestro campo de acción es muy limitado. Nosotros no tenemos los aviones, los radares que tiene el Estado", comentó Martínez. Gracias a la ayuda económica de los vecinos se compraron tres motobombas para acudir a apagar las llamas. "En 2020 tuvimos que ayudar a isleños porque el Estado no llegaba o no quería llegar porque estaba el camino del Puente Rosario-Victoria pero no mandaron ningún camión con agua", agregó.

"Cuando vamos a apagar el fuego sentimos que nos toman por tontos. Estaría bueno que el Estado no siga siendo un estado bobo que solo apaga el fuego, sino que evite que se prenda", sentenció el entrevistado. Sobre los planes que el Gobierno dice estar llevando a cabo, fue tajante: "Es todo sarasa". "Ya el año pasado a esta altura nos estaban presentando los faros de conservación y ahora no sé si hay uno en funcionamiento, con lo cual, o no hay voluntad política, o hay serias complicidades", afirmó Martínez.

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¿Y la ley de humedales?

El proyecto de ley de humedales aún sigue estacionado en el Congreso. "Salió la ley de educación ambiental pero las acciones del Gobierno son bastante contradictorias, hay una falta de coherencia. Se está hablando de la pandemia, de la salud y de cuidarnos, y la ley de humedales también representa hablar de salud", dijo a Carbono News la integrante de la Multisectorial, Macarena Romero Acuña, quien también recordó que los humedales representan el 21% del territorio argentino.

En este sentido, hizo hincapié en el humo generado por los incendios que provoca problemas respiratorios, con el agravante del coronavirus, que también afecta las vías respiratorias; y agregó: "Existen estudios de la Universidad de Rosario que demuestran que el humo genera dolores de cabeza, lesiones en la piel, irritación en los ojos y aumento de la presión arterial".

Desde su instagram, la periodista y escritora Soledad Barruti denunció que la ley de humedales está "cajoneada", ya que se encuentra en la Comisión de Agricultura y Ganadería de Diputados que "solo quiere proteger a los señores del fuego". "El lobby contra la ley de humedales incluye a la sociedad rural, las mineras y las industrias inmobiliarias", sostuvo Barruti.

Otro de los temas relacionados a los humedales es la Hidrovía. Los activistas dijeron que, de avanzar en la construcción que está prevista, para que barcos de mayor caudal puedan utilizar el canal principal del Río Paraná para comerciar con el exterior, "el agua correría más rápido y habría más erosión que no sabe cómo podría afectar a los cursos de agua y la producción ictícola, porque no hay estudios de impacto ambiental", explicó Macarena.

La "pampeanización" de los humedales: entre vacas y cabañas

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En un contexto en el que el caudal del río es muy bajo y algunos arroyos o lagunas de los humedales están secos en gran parte, favorece a que los incendios intencionales se propaguen más rápido. Los vecinos explican que algunas personas hacen "terraplenes", es decir, rellenan el humedal para darle otro uso. Hay dos opciones: ganadería o construcciones.

"Es un delito fácil de comprobar porque se puede ver en los mapas y además es costoso hacer la obra, pero ni siquiera por ese delito hay condena. Tenemos muchas fotos de maquinaria trabajando en el lugar. Existe un estado de anomia en el Delta con una alta complicidad del gobierno", detalló Rodo Martínez.

Para ejemplificar, el activista nombró dos ciudades que hacen caso omiso a estas situaciones: Victoria, en Entre Ríos, y Granadero Baigorria, en Santa Fe.

"En Victoria, el 50% de las tierras son fiscales, es decir, que las alquilan al mejor postor (que destruye los humedales) y básicamente las intercambia por dinero con lo cual hay una alta complicidad por lo menos con el Municipio. En Entre Ríos, no están dando autorizaciones para quemar, pero a pesar de eso lo hacen. Si hoy mismo estuviera la ley de humedales yo creo que seguiría sucediendo", lamentó el activista.

Por otra parte, contó que en Granadero Baigorria se están haciendo loteos, algo "prohibido por una ordenanza". En este sentido, dijo que no cree que sea "algo malo" que se hagan construcciones como cabañas de fin de semana, pero no coincide con la manera en la que se hacen: "Si te querés hacer un ranchito construyendo con materiales permitidos y en lugares permitidos, está bien, pero ahora se usa una lógica especulativa y donde tiene que ir una cabaña te meten diez para un turismo vacío, sin tanto compromiso", dijo.

La ganadería se está acentuando cada vez más en las islas. "Muchos ganaderos alquilan tierras, otros compran, otros ocupan, porque la verdad en el territorio del Delta gana la escopeta o la plata. Rige la ley del más fuerte", explicó Rodo.

Mariana Mina es la dueña del Ecocamping Los Benitos, ubicado en una isla del Delta en el Paraná Viejo, en Entre Ríos, y desde hace años sufre los destrozos de las vacas de un productor ganadero que las deja sueltas en su terreno. "El dueño dice que la isla es para que coman sus vacas. Si te dicen que la vaca es sustentable es mentira. Acá la vegetación es abundante, pero desde hace cinco años la ganadería aumentó, las vacas se comen todo y en algún momento va a quedar todo liso entre el ganado y los rellenos de terrenos", dijo a Carbono News Mina.

"No hay multas, no hay policías, ni respuestas de ningún gobierno, nada. Todos los días sigue viniendo gente con materiales, con máquinas", sumó. En esa línea, la emprendedora dijo que hace 10 años crece "obscenamente" la construcción de casas de fines de semana y que hay un "desmadre" con el tema de la propiedad de la tierra, ya que a veces hasta "se venden terrenos que no tienen papeles".

Crímenes sin castigo

Muchos isleños se dedican a tareas de jardinería y limpieza de los mismos establecimientos que destruyen los humedales. "No hay mucha gente protestando porque todos tienen una conveniencia detrás de lo que está pasando", aseguró Mariana.

"Ni los incendios ni la bajante del río son naturales. En un par de años tenés totalmente diferente el lugar, con lagunas rellenas y más campos", sentenció la dueña del ecocamping.

Los vecinos autoconvocados denuncian que hasta el momento no existe sobre los incendios ningún mecanismo o protocolo eficiente de situación temprana y/o vigilancia de la zona. Además, resaltan que no hay ningún condenado por los incendios que ya arrasaron con decenas de miles de hectáreas.

"No les estamos dando a los recursos naturales tiempo de recuperarse, no solo para nosotros, sino para las generaciones futuras", observó Romero Acuña. 

Ireí Berduc Fernández, integrante de la Multisectorial de Entre Ríos, dijo a Carbono News: "El problema de fondo no son las quemas, solo muestran una parte, el tema es que hay una concepción occidental, colonialista y capitalista que solo tiene en cuenta a la naturaleza como un mero recurso que sirve para explotarlo sin pensar en las consecuencias ambientales y viéndola como algo externo a las personas".

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"Es la nueva modalidad que no tiene límites", sumó Martínez. "El único límite se lo está poniendo la ciudadanía".

Y cerró: "A esta altura del año pasado, el ministro -que nosotros le llamamos ‘de decoración de Ambiente' de la Nación- Juan Cabandié, que será un excelente referente de derechos humanos, pero es eso y nada más, se paseó en un helicóptero haciendo una gran movida mediática, diciendo que les iba a hacer pagar a quienes prendieron el fuego. ¿Y sabés cuántos condenados hay a esta altura? Cero".