Activismo
Entrevista

Julio sin plástico: cómo nació la idea que contagió a más de 300 millones de personas en el mundo

Rebecca Prince-Ruiz, fundadora del movimiento, contó a Carbono News qué fue lo que la hizo querer dejar los plásticos y llamó a reconsiderar el estilo de vida consumista que daña al planeta.

El movimiento internacional Julio Sin Plástico (Plastic Free July) remite al proverbio chino que dice algo así como: "El leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo". Y sí, lo que parece pequeño e incluso insignificante puede ser el inicio de un vendaval imparable. Así es este movimiento global que nació en 2011 con la experiencia personal de su fundadora, Rebecca Prince-Ruiz, al comprender (algo tan evidente como oculto) que la basura ocupa un lugar y que su origen es responsabilidad de todos. La australiana decidió conocer dónde iban a parar sus residuos reciclados, en qué consistía el proceso y por qué usábamos y tirábamos productos que hoy forman montañas, islas, países de plásticos.

Haciéndose cargo de su consumo y reformulando los ciclos de vida de los materiales que usamos en nuestra vida diaria, Rebecca Prince-Ruiz preguntó a sus más cercanos: "¿Quién se suma a no utilizar más plásticos?". Y como el leve aleteo de las alas de la mariposa, su invitación a la "pequeña" acción prendió en más de 300 millones de personas en todo el mundo.

La urgencia de la crisis climática y el avance nocivo de los plásticos en los ecosistemas, en la biodiversidad y en la propia salud humana, instan a sumarse a acciones personales que, en suma, impulsen cambios colectivos. Carbono News dialogó con la fundadora de Julio Sin Plástico y dejó en claro cómo se puede ser parte de un movimiento que se animó a transformar el paradigma.

Rebecca Prince-Ruiz es australiana y fundó, en 2011, Julio Sin Plástico (Foto: Instagram @PlasticFreeJuly)

¿Cómo nació Julio Sin Plástico? ¿Cómo ha evolucionado a lo largo de los años?

Un día de junio de 2011 lo cambió todo. Visité una instalación de reciclaje por primera vez aquí en Perth -capital de Australia Occidental- y me enfrenté a ver (y oler) mis residuos de primera mano. En primer lugar, me sorprendió ver el volumen de mis residuos junto con los de mis vecinos y todos los de mi barrio.

Solemos hablar de tirar cosas "a la basura", pero nunca había pensado en que eso fuera realmente un lugar. Pero, en aquel momento, me encontré ahí parada en medio de una montaña de desechos y comprendiendo el complejo proceso (que requiere de mucha energía) de ver cómo se clasifica, procesa y empaca para reciclar. Aprendí sobre el costo del reciclaje, vi cómo las personas se ganaban la vida con los residuos y entendí los desafíos particulares que implican el reciclaje de plásticos. Esa noche, cuando fui a depositar mis reciclados en el contenedor, pude imaginar a dónde iban a parar y me pregunté qué otras opciones podría haber, y cuánto realmente podría reducir eso que iba al contenedor para que no fuera necesario transportarlo y procesarlo.

En 2011 la gente no hablaba del problema de la contaminación plástica del océano, la crisis de los desechos y los problemas particulares de los plásticos de un solo uso, por lo que no estaba pensando en intentar cambiar el sistema o iniciar un movimiento, se trataba más bien de una respuesta puramente personal de querer responsabilizarme por mis propios desperdicios. Eso era todo lo que sabía que podía hacer.

Al día siguiente, cuando fui a trabajar, hice una pregunta simple: "El mes que viene voy a dejar de usar plástico, ¿quién quiere unirse a mí?". La semana siguiente resultó ser el comienzo de julio y, junto con mis dos colegas del gobierno local, Amy y Nabilla, y 40 personas de nuestra red de voluntarios, decidimos intentarlo juntos. Ese pequeño grupo de personas que en 2011 dijo "sí" al desafío, e hizo cambios para reducir los desechos plásticos en sus propias vidas, comenzó a compartir Plastic Free July con sus amigos, familiares y colegas. Se ha difundido de boca en boca y a medida que los ciudadanos, las comunidades y las organizaciones de todo el mundo han ido participando, se ha convertido en uno de los movimientos ambientales más exitosos internacionalmente con más de 300 millones de personas participando en Julio Sin Plástico en 2020. Así, hoy somos una iniciativa global con herramientas y recursos para que las personas reduzcan los plásticos de un solo uso en el hogar, el trabajo, la escuela y la comunidad.

Han pasado 10 años desde el lanzamiento de la poderosa campaña que dio lugar a Julio sin Plástico. ¿Cuál era el escenario para ese entonces y cuál es el actual? ¿Qué avances y qué retrocesos podés mencionar?

En la última década he visto crecer exponencialmente la concienciación sobre el problema de los residuos plásticos y, a raíz de la preocupación y la acción de los consumidores, hemos visto cómo las empresas han respondido y los gobiernos de todo el mundo han introducido medidas como: la prohibición de las bolsas de plástico, los planes de devolución de envases de bebidas y la prohibición de los plásticos de un solo uso, como las pajitas, los envases de poliestireno (espuma) para alimentos y bebidas, los utensilios, los agitadores y otros.

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En 2011, la gente no había oído hablar del concepto "de un solo uso", pero hacia 2018 se convirtió en la palabra del año en el diccionario Collin. Julio Sin Plástico no se trata de ser perfecto sino de muchas personas que hacen pequeños cambios al mismo tiempo, que se suman para lograr un gran impacto: los participantes del año pasado evitaron colectivamente 900 millones de kg de desechos plásticos. Este impacto supera ampliamente los resultados de cualquiera de las iniciativas de limpieza global y, lo que es más importante, está abordando el problema desde su origen al "cerrar el grifo" de los desechos plásticos.

El desafío son las tasas cada vez mayores de producción de plástico, que no se han igualado con las tasas de reciclaje, por lo que el problema de los desechos está creciendo.

¿Cuáles son los beneficios de una vida sin plásticos?

Los beneficios de evitar los plásticos de un solo uso van más allá de simplemente reducirlos. Al evitar el agua embotellada y rellenando nuestra propia botella podemos ahorrar dinero. Evitar los envases de plástico a la hora de comprar alimentos suele traducirse en un cambio hacia productos locales frescos, de productores y tiendas independientes e ingredientes no procesados, lo que implica una dieta más saludable, apoyo a las empresas locales y reducir los kilómetros recorridos por los alimentos.

Asimismo, muchas personas dicen que ese cambio en su vida diaria impacta en el disfrute de las cosas simples, como adquirir una nueva habilidad, aprender a hornear o preparar una comida con un ser querido.

¿Qué es lo más preocupante del avance de los plásticos en el mundo?

Incluso antes de que China introdujera sus prohibiciones de importación de residuos en 2018, solo habíamos conseguido reciclar el 9% de todos los plásticos que se han fabricado y, con la previsión de que la producción de plástico casi se cuadruplique para 2050, está claro que el problema de los residuos plásticos seguirá creciendo.

El plástico de un solo uso simboliza la sociedad derrochadora y de "usar y tirar" en la que nos hemos convertido. A pesar de nuestros esfuerzos por eliminar y reciclar los residuos, está en todas partes, desde los océanos más profundos hasta la cima del Everest. Se ha encontrado en nuestra fauna y flora, en el aire que respiramos, en los alimentos que comemos y en la lluvia que cae sobre nosotros. No solo ensucia el planeta, sino que ahora ensucia nuestros cuerpos, incluso se encuentra en las placentas de los bebés no nacidos.

Los impactos de los plásticos en la salud humana son cada vez más preocupantes, incluyendo la alteración de los sistemas hormonales y los vínculos con una amplia gama de problemas de salud, como en el desarrollo del cerebro, la reproducción, la obesidad, la diabetes y las alergias. Ahora sabemos que tenemos que reducir nuestros residuos de plástico y replantearnos su uso para proteger nuestra salud, nuestras comunidades y nuestro medio ambiente.

Precisamente, en los últimos años se ha estudiado el impacto negativo de los microplásticos en la salud humana y de los ecosistemas ¿Creés que podrán encontrarse soluciones?

Aunque empecé a reducir el plástico de un solo uso para reducir mis residuos, hoy estoy muy preocupada por los impactos en la salud humana. Sospecho que con esta creciente investigación aumentarán las pruebas no solo de los microplásticos, sino de las sustancias químicas que se encuentran en los propios plásticos. Podemos, y debemos, poner fin a esto, comprendiendo cuál es el problema y legislando para evitar los impactos actuales.

¿Qué podemos hacer para contribuir a la reducción de los plásticos de un solo uso? ¿Qué políticas públicas creés necesarias?

Los gobiernos y las empresas desempeñan un papel fundamental para alejarnos de los plásticos de un solo uso. Como consumidores y ciudadanos, nuestras acciones y nuestra defensa pueden y deben influir en ellos. He visto que esto ha ocurrido con mayor frecuencia a lo largo de la última década, con la introducción de las prohibiciones de las bolsas de plástico y los planes de reembolso de los envases de bebidas y otras prohibiciones de los plásticos de un solo uso que se están introduciendo en todo el mundo. Trabajamos en estrecha colaboración con el economista del comportamiento Colin Ashton-Graham, quien explica que "el cambio de comportamiento conduce a la difusión de ideas, que modifican nuestras normas sociales y cambian las expectativas de nuestra comunidad con respecto a las empresas y al gobierno: el cambio de comportamiento es la semilla del cambio cultural y del sistema".

Podemos abogar por el cambio votando, con nuestro dinero y nuestras acciones, haciendo que nuestra comunidad se sume, poniéndonos en contacto con nuestros gobiernos locales y miembros electos y escribiendo a las empresas. Somos sus electores y clientes, así que hagamos oír nuestra voz.

326 millones de personas participaron del movimiento en 2020 (Foto: Instagram @PlasticFreeJuly)

¿Podés contabilizar los logros de Julio Sin Plástico durante estas décadas y cuáles son los desafíos que tiene hacia adelante?

En el informe de impacto 2020 se menciona, por ejemplo:

  • Unas 326 millones de personas participaron
  • 8.5 de cada 10 participantes hicieron cambios que se han convertido en hábitos y una forma de vida, y muchos compartieron historias con otros.
  • Hay 15% más probabilidades de reducir los residuos. Los participantes de Julio Sin Plástico son tendencia mundial por ser los más propensos a adoptar comportamientos sobre los residuos plásticos.
  • Quienes participaron redujeron sus residuos y el reciclaje en 21 kg por persona al año (casi un 5%)
  • Se evitaron 900 millones de kg de residuos de plástico, incluyendo millones de botellas de bebidas de un solo uso, contenedores de café, envases, pajitas y bolsas de plástico.
  • Se generaron 1,7k piezas de cobertura mediática con un alcance mundial de 7.2 billones de personas.
  • Quienes participaron tienen una sensación positiva de bienestar y se sienten mejor durante el COVID-19 que quienes no participaron.

El reto que tenemos por delante es trabajar por un mundo sin residuos de plástico, primero eliminando y reduciendo, luego reutilizando y después reciclando los residuos de plástico, ¡en ese orden! Tenemos que mantenerlo en una economía circular y dejar de utilizarlo de forma lineal.

¿Cómo se puede ser parte de este movimiento mundial?

Aceptando el reto en www.plasticfreejuly.org, ¡hoy es el mejor día para empezar!

¿Sos optimista frente a la crisis climática? ¿Cuál creés que puede ser una salida para este enorme reto que tiene la humanidad?

Siento tanta desesperación por la inacción como esperanza por los cambios que he visto en el último año por el aumento de las voces ciudadanas y la respuesta de algunas empresas y gobiernos. Nos hemos convertido en una sociedad de usar y tirar, impulsada por la comodidad, sin pensar en las consecuencias. Hoy estamos utilizando los recursos de 1,6 planetas Tierra cada año. Tenemos que reconsiderar nuestro consumo y ser menos derrochadores: nuestro estilo de vida consumista afecta a nuestro ambiente y a las personas vulnerables a través de los residuos y la contaminación, la pérdida de hábitat y biodiversidad y la emergencia climática. Podemos y debemos hacerlo mejor.

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