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Alto costo ecológico y humanitario: Joseph Blatter, ex titular de la FIFA, reconoció que la elección de Qatar como sede del mundial "fue un error"

A pocas horas del inicio de la Copa Mundial, el ex presidente de la Federación Internacional del Fútbol Asociado, a cargo de la entidad en el 2010 cuando se designó la sede, reconoció que la decisión tomada "fue un error".

Joseph Blatter, quien comandó la entidad rectora del deporte más popular entre 1998 y 2015, sorprendió con su confesión. Insólitamente, aceptó que la competencia debió haberse realizado en Estados Unidos, ya que contaba con la infraestructura necesaria y, por ello, el esfuerzo material y ecológico hubiera sido mucho menor al que tuvo que llevar adelante el actual anfitrión.

"Ya es tarde y no podemos cambiar la historia" sentenció el suizo.

La elección final fue muy criticada desde el mismo día de la designación: existieron reiterados escándalos de corrupción y se produjo el llamado al boicot de distintas ONGs, como Greenpeace.

La FIFA sostuvo en todo momento que las emisiones del torneo "serán totalmente compensadas" con iniciativas como los "créditos de carbono". Las estimaciones publicadas por la FIFA en junio de 2021, prevén la generación de 3,6 millones de toneladas de CO2, un nivel que sobrepasa por mucho al de torneos anteriores. Estas mediciones estarían subestimadas ya que no se ha tenido en cuenta el aumento de los vuelos y se ha minimizado el impacto de la construcción y el mantenimiento de los estadios. El costo climático del evento podría ser entonces cinco veces superior al previsto. O sea, la compensación debido a estas dudosas estimaciones podría no ser suficiente.

Por su parte, los organizadores de Qatar 2022 prometieron un "torneo neutro en carbono". Hassan Al-Thawadi, secretario general del Comité de Organización, ratificó ese compromiso: "Lo conseguiremos midiendo, reduciendo y compensando todas las emisiones de gas de efecto invernadero asociadas a la Copa".

Para esto, el gobierno de Qatar instrumentó su propio estándar de crédito de carbono, el Global Carbon Council, elaborado por una sociedad creada por un fondo soberano qatarí, lo que siembra muchas dudas al respecto.

Mirá también: Un mundial de fútbol ecológico: tribunas hechas con contenedores y ¿nubes artificiales?

Como contrapartida, Greenpeace expresó que "esos supuestos objetivos son una cortina de humo, lo que se denomina "greenwashing". Se trata de meras respuestas formales frente a la emergencia climática. Se hace una publicidad engañosa respecto a la neutralidad. La misma opinión es compartida por la ONG belga Carbon Market Watch, que se especializa en los mercados de carbono y así lo manifestó en un informe reciente.

Consultado por Carbono.news, Ernesto Cherquis Bialo, ex vocero de la Asociación del Fútbol Argentino, denunció: "Se cometió un enorme error en diciembre de 2010, en el momento de atribución de la Copa del Mundo, contra un país que tenía todas las infraestructuras como Estados Unidos. El torneo de Qatar es fruto de la coima. Una insensatez. Este país árabe pudo derrotar a Estados Unidos, Australia, Corea del Sur y Japón en el proceso electivo por cuestiones extra deportivas".

Críticas por el despilfarro de energía

La climatización de los estadios, debido a que se jugarán los partidos en zonas desérticas, es uno de los puntos más cuestionables.

Qatar decidió postergar el mundial para el invierno, para evitar las agobiantes temperaturas estivales de los meses de julio y agosto que pueden llegar a los 50°C, por lo que se estima que el termómetro oscilará alrededor de los 25°C durante la copa.

Estadio Khalifa, Qatar. Fuente: Twitter

Así y todo, se construyeron estadios con aire acondicionado al aire libre, una cuestión que enojó mucho a las organizaciones ecologistas que ven este tipo de medidas en plena crisis energética mundial como un dispendio injustificado.

Siete de los estadios tendrán un sistema de refrigeración con capacidad de disminuir entre 15 y 20°C los registros ambientales.

Los anfitriones se justifican

Los qataríes sostienen que todas las construcciones consiguieron cuatro o cinco estrellas en el Sistema de Evaluación de Sostenibilidad Global.

Las obras para erigir los estadios han sido realmente faraónicas, de las ocho edificaciones destinadas a albergar los partidos mundialistas solo una existía con anterioridad a la designación de Qatar como sede. El resto de ellas, construcciones "ad hoc" de altísimo costo climático y económico, que en apariencia no van a ser reutilizadas luego del mundial, "elefantes blancos".

Estadio Al Janoub d'Al-Wakrah. Fuente: Twitter

Uno de los nuevos estadios, el "974", ha sido construido a partir de 974 contenedores de transporte, por lo que se lo sindica como sustentable. Con una capacidad para 40.000 fanáticos, albergará, en total, seis partidos de fase de grupos y uno de octavos de final. Se dice que gracias a sus características podrá ser desmontado por completo luego de los juegos, aunque no se ha precisado aún el destino que tendrán los contenedores.


Una contaminación enorme

Los estadios están situados en las proximidades de Doha, ubicados en un radio de unos 60 km. Se espera que acudan al menos 1,2 millones de espectadores. No hay en Qatar suficiente alojamiento para albergarlos a todos. Además, sus elevados precios hacen que países vecinos, donde el el costo de vida es menor, sean más atractivos. No existen opciones de desplazamiento entre las sedes y la capital, o entre las sedes y los países del Golfo Pérsico. La única movilidad posible es el avión. Por esta razón, habrá vuelos especiales cada diez minutos, 168 vuelos diarios que permitirán asistir a los partidos y volver en el mismo día. A estos se les suman los programados especialmente para la ocasión provenientes de países del mundo entero.

El "Mundial de la vergüenza"

El escritor francés Nicolas Kssis-Martov, acaba de publicar el libro: Qatar, el mundial de la vergüenza. (Qatar: le mondial de la honte). Lo califica de esta manera debido a las aberraciones ecológicas y a los aspectos humanos inadmisibles, como la falta de respeto a los derechos de las mujeres, de las personas homosexuales, de los trabajadores y el desprecio por las libertades individuales.

A las continuas denuncias de corrupción se agregan otras aún más graves: persecuciones a periodistas y limitaciones para que no filmen en determinados lugares como edificios gubernamentales, universidades, lugares de culto, hospitales, casas particulares y empresas privadas, y represión a miembros de la comunidad LGBT+.

Las condiciones inhumanas a las que han sido sometidos los obreros intervinientes en las numerosas obras que se realizaron en el país desde 2010 en preparación para recibir la copa (inmigrantes en su mayoría) merecen un capítulo aparte. Se registraron denuncias de esclavitud y maltrato, la más impactante hecha por The Guardian que da cuenta de la muerte más de 6500 obreros debido a las malas condiciones de trabajo y a las altas temperaturas.


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