Cambio climático: el invitado no esperado en la epidemia del dengue en América Latina
El aumento en las temperaturas y la mayor presencia de eventos climáticos extremos lleva a cambios en el virus, en el mosquito que lo transmite y en el comportamiento humano, lo que impacta en la incidencia de la enfermedad
El dengue no era desconocido para Albert Méndez, director de un área de salud en el sistema público sanitario de Costa Rica. Sin embargo, en 2024, recibió una noticia que le sorprendió: por primera vez, en 31 años de la historia de la enfermedad, diez personas se habían infectado en el cantón central de Cartago, uno de los sitios más fríos (que puede bajar a 15 °C en las noches frías y raramente sube de 24 °C) y altos (1435 metros sobre el nivel del mar ) del país. Ninguno de los pacientes había visitado lugares más cálidos, ni siquiera habían salido de la zona.
"El mosquito que transmite el virus ya se adaptó al clima cartaginés, que también es más cálido y húmedo que hace unos años", admitió Méndez.
Esto ocurre en otros países. Andrés Lescano, de la Unidad de Investigación en Enfermedades Emergentes y Cambio Climático de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, lo confirmó.
Lima, la capital, vio sus primeros casos y pequeños brotes en 2004, pero se han vuelto cada vez más frecuentes y más grandes. El año pasado se registró la mayor epidemia de la capital. Hubo casos en todos los distritos.
"Hay zonas de Lima, al sur, en donde el dengue se ha vuelto endémico. Por mucho tiempo, los brotes en Lima venían de la zona amazónica, pero ahora están ahí", dijo Lescano.
La proliferación del dengue en zonas que le eran ajenas también se ve en el norte del continente. En Estados Unidos eran usuales pequeños brotes en Florida, un estado con condiciones tropicales, pero desde 2023 los Centros para Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) reportaron casos autóctonos en Texas, Hawaii, Arizona y California.
En 2024, América vivió la mayor epidemia en su historia. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señaló que se sumaron más de 13 millones de casos y 8348 fallecimientos. Esas cifras estuvieron cerca de triplicar las de 2023, año que ya era récord.
Esto también se ve a lo interno de los países. Un ejemplo es Honduras, en 2022, el país centroamericano contabilizó 25.337 casos y nueve decesos. Un año después, en 2023, los números ascendieron a 34.050 y 49, respectivamente. En 2024, hubo 177.209 casos y 160 fallecimientos, según la OPS.
Más al norte, en México, luego de un 2022 con 59.918 casos y 53 muertos, 2023 presentó 277.963 casos con 203 muertos. Para 2024, las cifras subieron a 558.846 casos y 478 muertos. Los números del año pasado superaron casi diez veces los vistos solo dos años antes.
Brasil, el país más golpeado de la región, vio sus números subir de 2.36 millones de casos y 991 muertos en 2022, a 3.06 millones de casos y 1188 muertos en 2023, para finalizar 2024 con 10.27 millones de casos y 6264 muertos.
El nuevo protagonista
En medio de la explosión de casos, los científicos empezaron a prestar más atención a un protagonista ignorado años atrás, pero que atiza la epidemia: el cambio climático.
"El calentamiento global brinda condiciones para la diseminación de la enfermedad en América Latina", cita el informe Lancet Countdown 2024.
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No es el único reporte en señalarlo. Un manuscrito de las universidades de Stanford, Harvard y Cambridge exploró la enfermedad en 21 países: 12 de América Latina y nueve de Asia. Encontró que el cambio climático es responsable del 19% de la incidencia.
Erin Mordecai es especialista en ecología de enfermedades infecciosas de la Universidad de Stanford en Estados Unidos y ha dedicado los últimos 12 años al estudio del dengue. Crédito: Universidad de Stanford
"Ese 19% son millones de personas", precisó Erin Mordecai, investigadora de la Universidad de Stanford y una de las autoras.
Dicho documento, disponible en la plataforma MedRvx, aún está pendiente de la revisión por pares, pero es un estudio de atribución que ya alerta de lo que sucedería si se mantiene la tendencia: el incremento en las temperaturas ocasionaría hasta un 76% más de casos para 2050.
"La incidencia de la enfermedad aumenta conforme las temperaturas aumentan, a los 27.8 °C alcanza un pico de transmisión", indicó Mordecai.
Esto va más allá de las temperaturas. El cambio climático también significa más humedad. Más eventos extremos. Más sequías. Y sistemas de salud más saturados por atender otras enfermedades y también otros para los que el dengue podría ser un desafío por su novedad.
"Esto afecta la capacidad de respuesta de los servicios de salud y hace más difícil atender los casos", apuntó Lescano.
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El clima no juega solo. El virus tiene cuatro serotipos y esto da hasta cuatro oportunidades de enfermar. No todos lo viven igual. Países como Brasil, Costa Rica, Ecuador, México y Panamá están en mayor riesgo, dado que tienen los cuatro serotipos en circulación activa. En otros, como Bolivia, solo hay dos. En la isla de Guadalupe, en el Caribe, solo hay uno.
¿Por qué el clima aumenta el riesgo de dengue? Según los científicos, hay tres factores: la supervivencia del mosquito y su adaptabilidad, cambios en la replicación del virus y cambios en las acciones / comportamiento de la población.
Mosquitos resilientes, avatares del cambio climático
La dinámica de transmisión del dengue es clave en su sensibilidad al cambio climático. No se transmite de persona a persona, lo hace a través de dos especies de mosquitos: Aedes aegypti (asociado a zonas urbanas) y Aedes albopictus (vinculado con zonas selváticas).
La científica climática Rusty Low, quien trabaja para el programa Observación Global para el Beneficio del Ambiente (Globe, por sus siglas en inglés) que está adscrito a la NASA, definió a los mosquitos como "avatares del cambio climático". La incidencia de la enfermedad depende en gran medida de las circunstancias de supervivencia del mosquito, al cual Lancet Countdown define como "altamente adaptable a diferentes condiciones".
En los últimos años, las temperaturas han aumentado. El año 2024 rompió un nuevo récord de temperaturas, según la NASA y la fundación Berkeley Earth. De hecho, el año pasado se cataloga como el año más cálido desde que se llevan registros. Esto da condiciones ventajosas a los mosquitos.
Este es el mosquito Aedes aegypti, uno de los transmisores del dengue. Es el principal diseminador de la epidemia en América Latina.
Crédito: Flávio Cavalho/ WMP Brasil Fiocruz
"La razón por la cual el dengue es sensible a la temperatura es porque se transmite por mosquitos. Son insectos de sangre fría y su cuerpo refleja la temperatura en el ambiente. Conforme la temperatura aumenta, el ciclo de vida se hace más rápido: pican más rápido, se desarrollan más rápido. Se acorta el tiempo que debe pasar para que un huevecillo se transforme en adulto", explicó Mordecai.
Lowe mencionó otro factor: "por razones que realmente no entendemos, los mosquitos pican más cuando hace calor".
Para que la enfermedad se disemine basta que un Aedes tenga el virus, eso lo hará transmisor de por vida. El patógeno será heredado a su descendencia. Si una persona con dengue va a una zona en la que la enfermedad no está presente, pero el vector sí, una sola picadura bastará para que el zancudo absorba el virus y pueda infectar.
Eugenia Corrales, viróloga especialista en enfermedades transmitidas por artrópodos en la Universidad de Costa Rica (UCR), comentó que el cambio climático está relacionado con un aumento en la densidad de mosquitos. Al haber más, las probabilidades de encontrarse con uno que lleve consigo el virus e infectarse, son mayores.
El cambio en las temperaturas también los lleva a conquistar lugares insospechados y eso es lo que se está viendo en el Cono Sur. Corrales dio el ejemplo de Argentina, donde -según datos de la OPS- en 2024 se superaron los 580.000 casos y hubo 408 decesos. Esto es una incidencia de 1272 casos por 100.000 habitantes y supera las de países donde el dengue es endémico desde hace décadas, como Costa Rica (696) o Guatemala (1024).
Argentina también fue un ejemplo citado por Mordecai. No fue incluido en su estudio porque se necesitaban 11 años de datos históricos de la enfermedad, cosa de la que el país carece, pero justamente eso prueba el punto de la incidencia del cambio climático.
"Históricamente, Argentina era muy frío para que el mosquito subsistiera, pero ahora lo vemos establecerse y esto impulsa la enfermedad", puntualizó.
Un virus que se comporta diferente con temperaturas más altas
El cambio climático también influye en el virus. Corrales explicó que, una vez que un Aedes pica a una persona con dengue, el virus debe completar un ciclo dentro del mosquito antes de poder transmitirse a otra persona.
Dicho ciclo se acorta en temperaturas tropicales y permite infecciones en menor tiempo. "El virus se desarrolla más rápido dentro del mosquito. Todo el proceso de transmisión se acelera con temperaturas más altas", añadió Mordecai.
A esto se le debe añadir que el virus sí subsiste en temperaturas más altas. Mordecai indicó que, aunque los mosquitos tienen su pico de acción a los 27.5 °C, los virus pueden resistir más calor y podrán "aprovecharse" de los zancudos que sobrevivan a mayores temperaturas.
El comportamiento humano en la ecuación
El cambio climático también moldea el comportamiento de las personas. Por ejemplo, si hace calor es usual permanecer más tiempo al aire libre y eso conlleva exponerse a zancudos transmisores. A esto se suma que, en la región latinoamericana, esta quizá sea la única alternativa con la que cuentan algunas personas al no tener acceso a sistemas de climatización como aire acondicionado o abanico.
En temperaturas cálidas también es más difícil que las personas usen pantalones o manga larga, que pueden proteger de picaduras.
Además, son las acciones humanas las que motivan los sitios para el desarrollo del mosquito. La hembra debe poner sus huevecillos en las paredes de los reservorios de agua limpia para que estos eclosionen y se desarrollen. Mantener recipientes que acumulen agua en los jardines y viviendas favorece la proliferación de nuevos Aedes.
Otro factor asociado es que si hay sequías producto del cambio climático, las personas tenderán a acumular más agua y tener reservorios en sus hogares. Esos recipientes, si no están tapados o si no fueron lavados correctamente, pueden ser criaderos perfectos para desarrollar los huevecillos de los Aedes.
Las buenas noticias
Aunque el panorama resulte sombrío, Mordecai expresó que sí hay buenas noticias, pero debe trabajarse para hacerlas realidad.
Si se bajan las emisiones de gases de efecto invernadero, el aumento de nuevos casos podría no ser tan abrupto. Los investigadores tomaron dos escenarios de emisiones que se desprenden del informe del Panel Intergubernamental de Expertos del Cambio Climático (IPCC): uno optimista y uno pesimista.
Fumigación. Fuente: Pixabay
En el escenario pesimista, o SSP3-7.0, las emisiones y las temperaturas aumentan de forma constante y las emisiones de dióxido de carbono (CO2) se duplicarían para 2100.
En el optimista, SSP1-2.6, las emisiones se reducen drásticamente, pero seguirían siendo 1.8 °C más altas que hasta el momento. En dicho escenario, el aumento para 2050 ya no será del 76% sino del 48%.
Reducir las emisiones implica varias acciones. Para ello es necesario transformar el abastecimiento de energía para generar electricidad, transporte y procesos industriales. En este sentido, es necesario priorizar las fuentes renovables por encima de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas).
América Latina ya está rumbo a esta transformación. De acuerdo con el Global Energy Monitor, la región se acerca rápidamente al fin de la expansión del carbón, y se reporta una fuerte caída en los proyectos.
Además, el último informe de Ember revela que el mundo superó el 40% de generación eléctrica limpia en 2024 por primera vez desde la década de 1940. Esto es resultado de un crecimiento récord de las energías renovables. América Latina está al frente, el 65% de la electricidad de la región ya proviene de fuentes limpias en 2024.
"Desafortunadamente el aumento de casos no puede detenerse del todo; debido a todas las emisiones de carbono del pasado, el clima seguirá calentándose y esto significa aumentos de dengue. La buena noticia es que si reducimos las emisiones, el incremento en casos puede ser mucho menor", concluyó Mordecai.
*Este artículo es parte de COMUNIDAD PLANETA, un proyecto periodístico liderado por Periodistas por el Planeta (PxP) en América Latina, del que Carbono.News forma parte.