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La crisis hídrica uruguaya deja sin agua potable a Montevideo

Después de una de las sequías más severas que se recuerden en los últimos cien años, Uruguay experimenta una situación sumamente grave que ha dejado a su ciudad capital sin agua potable.

lenise@carbono.news

La reserva de Paso Severino, el principal embalse de agua dulce en la cuenca del rio Santa Lucía que provee de agua fresca a Montevideo y a la región Metropolitana, está experimentando una baja permanente y constante. Esta situación afecta a unos dos millones de personas. El pasado 22 de marzo el embalse había llegado a un mínimo histórico, alrededor de un 17% de su cota máxima, cifra por demás alarmante. Sin embargo, hoy el embalse está casi al 1.5% de su capacidad, unos 1.17 millones de m³ de los 65 o 70 que debería albergar para su operación en condiciones normales.

Después de los tres años consecutivos de sequía que padeció la región con la fase de la Niña, la situación se ha seguido agravando, incluso con la llegada del otoño/invierno. Si bien se esperan lluvias, de hecho, algunas ya se han producido, son precipitaciones muy por debajo de la media, totalmente insuficientes para recomponer el estado del embalse consumido casi en su totalidad. Las previsiones meteorológicas no aventuran en sus pronósticos cambios en los próximos quince días, por lo que aún existe un alto nivel de incertidumbre con respecto a un horizonte de solución.  

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A raíz de la emergencia, el gobierno uruguayo a través de la empresa de agua potable, OSE, se vio en la necesidad de mezclar agua salobre en la red domiciliaria para poder sostener la demanda de la ciudad, en especial, para mantener funcionando la red de saneamiento que se ve severamente comprometida. La decisión hace que se hayan sobrepasado los valores máximos recomendados de cloruros, sodio, trihalometanos y sólidos, provocando que el agua se vuelva desaconsejable para el consumo humano. 


Si bien el gobierno aún sostiene que el agua puede consumirse en pequeñas cantidades, se vuelve imposible por su sabor salado y desagrable y por su turbidez. También han comenzado a reportarse casos de malestares estomacales. Hace pocas horas, el dirigente del sindicato de funcionarios de OSE, Carlos Larrosa, pidió a la población de Montevideo y del área metropolitana que, en la medida de lo posible, no tome el agua que sale de la canilla

El alto contenido de sal ha generado también un problema muy importante en los calefones y termotanques eléctricos que presentan numerosos desperfectos, causando que los servicios de reparación estén colapsados y muchos no puedan acceder al suministro de agua caliente en esta época invernal.

Hace dos meses, el Ministerio de Salud Pública, que es quien regula la calidad del agua, dictó una excepción para exceder los valores aceptables en las recomendaciones de potabilidad. Se estima que un 70% de la población tomaba agua corriente y ahora debió volcarse masivamente al consumo de agua embotellada.

La situación afecta particularmente a las personas que pueden ver comprometida su salud como adultos mayores, hipertensos, embarazadas, niños pequeños y por supuesto, a la gente de bajos recursos que tiene dificultades para acceder al agua embotellada.

El estado creó una red de contención para atender las necesidades económicas y sanitarias de la población y sostener a los sectores más críticos. El gobierno de la ciudad de Montevideo organizó una red de distribución de agua potable a través de asociaciones de jubilados, escuelas, merenderos, ollas populares. Además, hace pocos días, se anunció una rebaja de impuestos al agua embotellada.

Se estima que en estos días más de 500.000 residentes de la zona metropolitana, unas 440.000 personas beneficiarias del Mides (Ministerio de Desarrollo Social) y 100.000 jubilados y pensionados que perciben jubilaciones mínimas, obtendrán subsidios para la compra de dos litros diarios de agua embotellada, según anunció el Ministerio de Desarrollo Social.

Con el objetivo de costear las acciones necesarias para paliar la crisis hídrica, la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, anunció que envió al Parlamento un proyecto de ley para crear un Fondo de Emergencia Hídrica.

Entre las obras a realizar se contempla la construcción de una represa de emergencia, que se alimentaría de las aguas del rio San José. Su costo estimado se acerca a los 40 millones de dólares (USD). De todas maneras esta solución está lejos de concretarse en el corto plazo. Un ejemplo, los caños especiales de fundición que se requieren para aguantar la presión del agua provienen de Brasil y demorarán en llegar entre 45 y 60 días.


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