Ambiente y naturaleza
Seminario Internacional

España e Israel demuestran que el agua de mar es una alternativa para enfrentar la escasez hídrica

En el mundo existen 20 mil desaladoras. España es el quinto líder global y utiliza 20% de dicho recurso en agricultura. Israel tiene 6 plantas que producen 600 millones de m3, alrededor del 40% del suministro de agua dulce del país. Chile, ya lo aplica en la minería pero desafía con abastecer a la población.

La escasez hídrica constituye uno (sino el mayor) de los grandes problemas del siglo al que numerosos países se han lanzado a resolver o, al menos, a intentar buscar respuestas. El cambio climático, el incremento de las sequías, la contaminación, la distribución irregular, la falta de infraestructura y el aumento del consumo son algunos de los factores que agudizan la escasez de agua en el mundo. 

Sólo para graficar: 2200 millones de personas no acceden al agua potable y durante el último siglo, el uso y consumo de este recurso vital creció a un ritmo dos veces superior al de la tasa de crecimiento de la población.

En este contexto, y por iniciativa de Chile, uno de los países más vulnerables por la sequía y la escasez hídrica organizó, mediante el liderazgo de la Fundación Copec-UC, un seminario internacional que planteó como postulado: "Uso del agua de mar, ¿es una solución para la escasez hídrica?.

Para responder el interrogativo, expositores de altísimo nivel vinculados a experiencias nacionales de España e Israel en el uso del agua de mar y a la gestión integrada del recurso hídrico, profundizaron sobre este tipo de tendencias que ya se aplica en varios países con relativos parámetros de éxito.

"Nuestro país es uno de los más vulnerables al cambio climático a nivel global y, actualmente, atraviesa una compleja sequía que se ha prolongado por más de una década. El uso de agua de mar se presenta como una de las posibles salidas para reducir el estrés hídrico de nuestras cuencas", dijo el presidente de la Fundación Copec-UC, Roberto Angelini, quien agregó: "Hoy, en Chile, el 1% del agua potable proviene de la desalinización del agua de mar. En España e Israel estas cifras son muy superiores, pero, nuestro acceso privilegiado al mar y a las fuentes de energías limpias nos dice que existe una gran oportunidad".

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A su turno, la ex Ministra de Ambiente del vecino país, Carolina Schmidt, analizó: "Si bien nuestro país es un pequeño emisor, menos del 0.25% de las emisiones globales, somos uno de los países más vulnerables frente al cambio climático. Cumplimos con 7 de los 9 criterios de vulnerabilidad identificados por la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas. El reciente informe del IPCC es una luz de alerta al mundo que la ciencia hace con claridad y contundencia. Los 14 años de la mega sequía que experimentamos en nuestro país es una clara muestra de ello". 

La por entonces funcionaria chilena destacó la disminución de los niveles de nieve y glaciares en el centro sur, el aumento significativo de incendios, las bajas en las precipitaciones y el aumento de las olas de calor que generarán un fuerte impacto en las fuentes de agua fresca de dicho país. "En este contexto, el desarrollo de una infraestructura para enfrentar la escasez hídrica es fundamental. El uso del agua de mar y los procesos de desalinización serán una alternativa esencial para el desarrollo futuro de nuestro país".

Leyes y gestión del agua de mar, una mirada global

A su turno, la directora del Centro de Derecho y Gestión de Aguas UC, Daniela Rivera, hizo un paneo general de la situación jurídica y de la gestión del agua de mar en el mundo. "Respecto al agua de mar desalinizada, existen cerca de 20.000 plantas desalinizadoras alrededor del mundo. Esta tecnología, esta fuente hídrica complementaria o alternativa se ha desarrollado particularmente en países de ingresos económicos altos y también que presentan recursos hídricos convencionales limitados", dijo Rivera, quien detalló: "Entre los principales usos del agua desalinizada a nivel global, se encuentra en primero término el uso o destino doméstico para el consumo humano, la industria, la energía o el sector agrícola, entre otros".

En cuanto a la experiencia jurídica, la especialista reconoció al Estado de California, España y el Estado de Victoria en Australia. En el primero, se reconocen a las aguas de mar como bien de dominio público, es decir bienes cuyo uso pertenecen a la Nación entera. En ese sentido, también se entiende a la desalinización como bien de dominio público, aunque su aplicación está definida como una "respuesta reactiva frente a los episodios de sequía por lo que se activa en determinadas circunstancias". 

"En el caso de España, desde la propia Constitución hay una definición como bienes de dominio público estatal de la zona marítimo terrestre y del agua de mar", explicó Rivera, quien añadió: "En el Estado de Victoria, la desalinización es particularmente desarrollada por entidades públicas estatales por lo cual existen en términos genéricos, estrategias de largo plazo en lo relativo a su implementación.

Pero... ¿qué ocurre en Chile?

La especialista de la UC destacó que existen algunas experiencias de uso de agua directa, natural, en algunas industrias puntuales como la minería o para el enfriamiento de centrales termoeléctricas. Sin embargo, aclaró que "se han identificado ciertos riesgos, problemas asociados al uso de agua de mar en su calidad natural o a aquello asociados a problemas de corrosión".

El boom del agua desalinizada en Chile ha tenido lugar en los últimos años. A la fecha, el país trasandino tiene 24 plantas desalinizadoras produciendo 50 litros por segundo que se utilizan principalmente en minería o industria (61%) y en el sector sanitario (39%). En cuanto a su ubicación, Atacama y Antofagasta son los lugares elegidos.

Claramente, la minería se lleva el uso mayoritario del agua de mar. "Actualmente su uso representa un 25% del total de agua que utiliza todo el proceso productivo y, va a llegar a representar 50% del total del agua en los años 2029 y 2030", puntualizó Rivera.

El agua de mar representa 25% del total de agua que utiliza la minería en todo el proceso productivo.

Finalmente, la expositora advirtió que, a nivel jurídico, Chile tiene una "dispersión importante" y que no existe una normativa única, sistémica, que regule todos los aspectos del agua de mar. No obstante, existen unos 6 proyectos de ley, aunque muy focalizados en la desalinización en los procesos mineros.

España sorprende: 20% del agua desalinizada va a la agricultura

Domingo Zarzo, Director de Innovación de Sacyr Agua fue el encargado de contar sobre la experiencia del quinto líder en desalinización a nivel mundial: España. "El 97.5% del agua del planeta está en los océanos, con lo cual disponemos de una pequeña cantidad de agua dulce lo cual nos da idea de que hay una gran necesidad de agua en el planeta", dijo el expositor español, quien agregó: "No obstante, contamos con el soporte de los recursos no convencionales de agua que provienen especialmente de la desalinización y de la reutilización aunque también se puede mencionar el transporte de iceberg, la recogida de agua de tormentas, los capturadores de niebla, la lluvia artificial".

Concretamente sobre la desalación del agua de mar en el mundo, Zarzo ratificó las 20 mil plantas desaladoras que producen 99.8 millones de m3/día. Asimismo, el especialista mencionó que el 60% de su uso va a uso municipal, es decir, como agua potable. "Los mayores productores de agua desalada a nivel mundial son los países del golfo pérsico con Arabia Saudí a la cabeza y Emiratos, Estados Unidos y España", precisó.

España tiene una capacidad instalada total de 5 millones de m3/día y, el agua desalada representa 9% del agua potable suministrada. El hito clave para el país ibérico ocurrió entre el 2005 y 2011 cuando se crea el Programa Agua que desarrolló el mayor número de grandes desaladoras en el país y que permitió que hoy las grandes necesidades del país estén cubiertas. "Ya no ocurre como sucedía en el pasado cortes de agua por falta de suministro"

El dato más llamativo fue que mientras que el mundo da un uso de agua desalada casi irrelevante para la agricultura (2% o 3%), en España se utiliza el 21% para dicho sector. Esto permitió que la zona Mediterránea, casi desértica, desarrolle una agricultura rica que exporta, según especificó Zarzo, productos de muy alto valor añadido a toda Europa. Incluso, el español aclaró que "hoy la mayor parte de agua desalada va para la agricultura superando al abastecimiento humano".

Para hacer dicho desarrollo, la empresa estatal que gestiona el agua de la zona mediterránea española, ACUAMED, necesitó una inversión de 3684 millones de euros que provinieron de la Unión Europea, deuda pública y fondos propios de la organización.

En cuanto a los costes del agua desalada, se necesitan entre 35 y 60 pesos argentinos por metro cúbico de producción (280-470 pesos chilenos). Sin embargo, los costos incrementan sensiblemente cuando se tienen en cuenta el consumo de energía. "El precio de la energía en el país determina radicalmente el coste de producción de agua desalada".

¿Se puede subsanar el consumo energético con energías renovables? 

La respuesta es positiva, aunque existen varios obstáculos, entre ellos, la alta necesidad energética de las desaladoras y la no continuidad de las renovables.

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¿Qué pasa con el vertido de salmueras de desalación?

Según explicó Zarzo "no debe ser un tema de preocupación ya que esa agua concentrada no tiene productos tóxicos" aunque es esencial que todos los países desarrollen rigurosos estudios de impacto ambiental con modelos matemáticos que permitan corroborar que el vertido no va a tener efecto negativo.

Israel: el agua de mar como medio, no como objetivo

El último orador fue Nir Becker, Director del Departamento de Economía y Gestión Tel-Hai College, Upper Galilee de Israel y autor del libro "La política del agua en Israel".

Según contó Becker, su país empezó a trabajar sobre la desalación hace más de 15 años. "La enorme cantidad de usos del recurso hídrico crea conflictos porque la mayoría de las actividades no pueden ir en paralelo a otra, es decir, tienen que ser elegidas y eso crea un problema de escasez que, en economía, significa tomar decisiones", dijo y agregó: "La desalación es sólo un medio no es un objetivo por sí mismo. Es decir, es un medio para superar un posible desfase entre oferta y demanda".

Haciendo mucho énfasis en la planificación, el israelí puntualizó sobre uno de los mayores problemas de su país: la distribución poblacional. "Israel tiene 9 regiones climáticas principales: el trópico del sur, semi árido y región árida. Las precipitaciones fluctúan de 1100 milímetros por año en el norte a 50 milímetros por año en el sur. Y, el problema es que la mayor parte del agua, alrededor del 80%, se produce en el norte, pero el 80% de la población no vive allí sino en el centro y sur por lo que históricamente el agua siempre tuvo que ser trasladada del norte al centro y al sur".

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Según profundizó el especialista, "el promedio total de suministro de agua que Israel tiene es el de unos 1400 millones m3 al año mientras que la demanda es de 2000 millones de m3 anuales. "Hasta 1964 no había problema de escasez. Hacia 1980 incorporamos la recolección del agua y embalses. No obstante, hacia los 90 hubo dos temas principales que añadieron mayor demanda de agua: la política medioambiental lo que implicó desviar agua para restaurar acuíferos y los Acuerdos de Paz con los países vecinos que supuso desviar agua a los palestinos y a Jordania. Esto sumado a mayor inmigración y al aumento de la calidad de vida crearon tensión en la oferta de la demanda de agua"

En ese contexto, Israel se trasladó a la llamada estrategia de suministros: empezó a utilizar aguas residuales (hoy es líder mundial con un tratamiento del 90% de aguas residuales) y se invirtió en desalación. Hoy tiene 6 plantas desaladoras que producen 600 millones de m3, alrededor del 40% del suministro de agua dulce de Israel.

No obstante, los altos costos de desalación y sus cuestionamientos respecto a la contaminación del aire, hizo que Israel lo plantee como un medio dentro de un sistema de gestión integrada. "No se puede planificar la política del agua sin tener en cuenta tanto la demanda como la oferta. El agua de mar es una tecnología que debe formar parte de un sistema de planificación integral donde el análisis de los costos de oportunidad de agua y agua de mar son clave", finalizó Becker.

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