Política
Mundo

Crisis climática y desigualdad extrema: el doble desafío de nuestro tiempo

La lucha contra la crisis y posible colapso climáticos es un reto compartido, pero no todo el mundo es igual de responsable y las políticas gubernamentales y empresariales deberían adaptarse en consecuencia.

Maestría en Desarrollo Sustentable BioArquitectura, NeuroArquitectura, Hábitat Saludable y Sustentable

"Cuanto más rico seas, más fácil te resultará reducir tus emisiones personales y las de tus inversiones". "No necesitas ese tercer auto o esas cuartas vacaciones o no necesitas tener inversiones en la industria del cemento". Max Lawson

El reporte titulado "Igualdad climática: Un planeta para el 99%", se basa en una investigación del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo, Suecia (SEI) y examina las emisiones de consumo asociadas a distintos grupos de ingresos hasta el año 2019. Fue publicado en 2023 mientras los líderes mundiales se preparaban para reunirse en la cumbre del clima COP28 de Dubái, en medio de los temores crecientes de que pronto sea imposible limitar el calentamiento global planetario a la meta de 1.5 ºC, máximo al año 2030. Entre sus principales conclusiones se encuentra que el 1% más rico del mundo es responsable del 16% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) relacionadas con su consumo. Es la misma cantidad de emisiones del 66% de la población mundial con menos ingresos que, actualizado al 2024, ya son más de 5.200 millones de personas.

Ese 1 % más rico de la población mundial posee el 43 % de los activos financieros globales, posee el 48 % de la riqueza financiera en Oriente Medio, el 50 % en Asia y el 47 % en Europa. Desde el 2020 a la fecha, estos valores de desigualdad extrema se han incrementado. Por ejemplo: los 5 hombres más ricos del mundo aumentaron su riqueza, desde 2020 a la fecha un 114 %, han hecho crecer su fortuna en forma conjunta de los 405.000 millones de dólares estadounidenses (USD) a 869.000 millones. Unos 14 millones de USD por hora. Mientras que casi 5.000 millones de personas se han empobrecido. Esta es la principal conclusión del nuevo informe de Oxfam Intermón sobre desigualdad y poder global de las grandes empresas.

Grupos de ingresos globales y sus emisiones derivadas del consumo en 2019. Fuente: Oxfam/SEI

 Emisiones anuales per cápita derivadas del consumo, por grupo de ingresos, en 1990, 2019 y 2030. Fuente: Oxfam/SEI

Las 10 empresas más grandes del mundo tienen un valor de mercado conjunto de 10.2 billones de USD, más que el producto interno bruto (PIB) combinado de todos los países de África y América Latina. En tanto se necesitarían casi 230 años para erradicar la pobreza a nivel global, un dato que no puede dejar indiferente a nadie y que evidencia la realidad de millones de personas. De acuerdo a numerosos equipos de investigadores asistimos al inicio de una nueva década de gran desigualdad, en la que miles de millones de personas se enfrentan a los efectos económicos de la pandemia, la inflación, la guerra, y muy especialmente a las pérdidas de sus territorios y sustento por razones climáticas extremas y los embates del extractivismo voraz, convirtiéndose en migrantes/refugiados ambientales, mientras las fortunas de los milmillonarios crecen desorbitadamente.

Mirá también: Cambio climático y conflictos armados: los movimientos migratorios forzosos que afectan a los más desposeídos

Esta desigualdad no es ninguna casualidad; los milmillonarios se aseguran que las grandes empresas les generen más riqueza a costa del resto de la población. El poder de las grandes empresas y monopolios se ha convertido en una máquina de generación de desigualdades. Mientras arman esquemas agresivos de elusión fiscal, privatizan los servicios públicos en su total beneficio y aceleran el colapso climático, canalizan cantidades ingentes de riqueza hacia sus propietarios, ya ultrarricos. El informe revela también que por cada 100 USD de beneficios generados por 96 grandes empresas entre julio de 2022 y junio de 2023, 82 USD acabaron en manos de ricos accionistas.

Enfocarnos en el papel de los súper ricos y los ricos (respectivamente, el 1 % y el 10 % de la población mundial con mayores ingresos) en el colapso climático, nos permite entender la función que desempeña esta minoría, y que es fundamental conseguir estabilizar el planeta y garantizar una vida digna para el conjunto de toda la población. En concreto, el 1 % más rico de la población tiene una función clave en la crisis climática por 3 razones:

  1. Las emisiones de GEI que generan en su vida cotidiana a través del consumo en exceso, por ejemplo: del uso de yates y aviones privados, y de un opulento estilo de vida;

  2. Sus inversiones y su participación como accionistas en industrias muy contaminantes, y por su interés económico y financiero en mantener el status quo;

  3. La influencia indebida que ejercen sobre los medios de comunicación, la economía, la política y la elaboración de políticas.


Según datos de la World Benchmarking Alliance, entre 1600 de las empresas más grandes del mundo, solo el 0,4 % de éstas se comprometen públicamente a pagar a sus empleados un salario digno, y a abogar por esta medida justa en sus cadenas de valor. Una trabajadora del sector sociosanitario necesitaría 1200 años para ganar lo que un presidente de una de las empresas de la lista Fortune 100 gana en promedio en tan solo un año. Queda bien claro que nunca derramarán ganancias y beneficios a sus trabajadores como reza la promesa original. Y así, de esta manera, estas grandes corporaciones canalizan más poder, menoscabando nuestras democracias y derechos, violan leyes de defensa de los recursos naturales y generan poderosos lobbies para influir en los políticos o los poderes públicos en favor de sus mezquinos intereses, derogando leyes y regulaciones que protegen los bienes naturales comunes.

A nivel naciones ocurre algo bastante parecido. A pesar de representar solo el 21 % de la población mundial, los países ricos del Norte global poseen el 69 % de la riqueza mundial, y concentran el 74 % de la riqueza milmillonaria del mundo. Si analizamos el poder económico en referencia a este enfoque de desigualdad, vemos que los países del G20 (Unión Europea (UE), Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Reino Unido, Sudáfrica y Turquía) que en conjunto, representan el 85% del producto bruto global, dos tercios de la población mundial y el 75% del comercio internacional, no están cumpliendo su parte justa en la mitigación del cambio climático global.

Fuente: Agenzia Fides

Como grupo de las economías más grandes y los mayores emisores de GEI del mundo, los países del G20 son fundamentales para implementar soluciones a la emergencia climática. Pero escasean en ellos (individual y colectivamente) señales, medidas y políticas que estén estableciendo objetivos de mitigación climática que sean lo suficientemente ambiciosos y cumplan con su parte justa de reducciones de emisiones globales consistentes con limitar el calentamiento global a 1.5 ºC para el 2030. Los miembros del G20 no están aportando su parte justa de la ambiciosa mitigación global necesaria, ni se están comprometiendo en comparación con los países de ingresos medios.

Los países del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) que representa por sí sólo, con una población de 1 013 099 774 habitantes, el 58 % de la riqueza neta mundial (317 billones de USD) y más del 46 % del producto interno bruto (PIB) mundial, no reconocen la necesidad de aumentar sustancialmente sus propios compromisos para 2030. Además, los países del G7 siguen sin reconocer la necesidad de comprometerse con mayor financiación climática individual a largo plazo, aumento de cooperación y apoyo internacionales para países de ingresos bajos y medianos, para permitir transiciones rápidas y justas hacia países resilientes al clima

Las crisis generadas por el colapso climático y la desigualdad extrema rigen nuestro tiempo. La soberbia de los milmillonarios y las abrasadoras olas de calor acaparan titulares. Nuestro planeta corre el riesgo de quedar destruido por olas de incendios e inundaciones. En todo el mundo, la inmensa mayoría de las personas se enfrentan al creciente precio de los alimentos y la vivienda, mientras que las fortunas de los más ricos crecen imparables. Las mujeres, las personas racializadas, los pueblos indígenas y otros grupos excluidos son los más afectados por el colapso climático.

No son dos crisis desvinculadas entre sí. La humanidad no se enfrenta a dos desafíos distintos. Ambas crisis (climática y de desigualdad) están interconectadas, indisolublemente unidas, y se retroalimentan. Basándonos en nuevos datos globales y en la contribución de expertos y activistas de todo el mundo, sabemos que solo lograremos superar la catástrofe que estamos viviendo si adoptamos con urgencia un enfoque nuevo y radicalmente diferente al imperante.

Para ello, es necesario abordar no sólo las responsabilidades pasadas y presentes de los países con altas emisiones y las grandes empresas contaminantes por su contribución al incremento de las emisiones de GEI, sino también, y sobre todo, la desproporcionada función de las personas más ricas en la crisis climática, tanto a través de sus emisiones e inversiones como del secuestro del ámbito político. Asimismo, debe reconocerse que el aumento drástico de la igualdad es una condición necesaria para acabar con el colapso climático y la pobreza.

Mirá también: Pérdidas y Daños: cuando la vulnerabilidad se cimienta en la desigualdad

Se trata de regenerar y sostener un planeta para toda la población mundial, con suficiente compromiso y sentido de cooperación e igualdad. De no ser así, las personas jóvenes y las generaciones futuras se enfrentarán a las peores consecuencias de sus impactos, y ni siquiera los milmillonarios resultarán indemnes a sus propios desaciertos, torpezas y mezquindades.


Esta nota habla de:
Más de Política
El FMI, su política climática y las condicionalidades para Argentina
Política

El FMI, su política climática y las condicionalidades para Argentina

Mientras el FMI se declara campeón climático en los foros internacionales, obliga a los países con alta carga de deuda -como es el caso de la Argentina- a profundizar la explotación hidrocarburífera que altera el clima y, además, se dejará de usar en los próximos años en el marco de la transición energética.
Debate presidencial en México: ausente la falta de agua cuando marchan hacia un colapso hídrico
Política

Debate presidencial en México: ausente la falta de agua cuando marchan hacia un colapso hídrico

Este domingo se realizó el primero de los tres debates presidenciales programados durante la campaña por la presidencia de México que se disputará el próximo 2 de junio
¿El azote de las inundaciones puede evitarse?
Política

¿El azote de las inundaciones puede evitarse?

Es urgente que se tomen medidas de adaptación al cambio climático en la Argentina, ya que afecta directamente a la economía, al bienestar y a la seguridad de su población, de diferentes maneras, por ejemplo, con tormentas severas e inundaciones