Francia está cubriendo miles de kilómetros de vías de trenes (sin uso) con paneles solares transparentes. ¿Por qué Argentina no debería imitarla?
A los galos se les ha ocurrido una idea para aprovechar las largas cintas de acero inutilizadas de su líneas de ferrocarriles: las cubrirán con placas fotovoltaicas.
La idea de "esconder" estas fuentes de energía renovable sobre los durmientes surgió hace pocos años en Suiza con gran éxito. La iniciativa francesa fue denominada Proyecto Solveig y abarcará un total de 32.000 kilómetros de rieles. El potencial es enorme y la implementación muy simple e ingeniosa.
La operación no requiere una compleja instalación ya que un brazo mecánico se encarga de descargar los paneles. Posteriormente, los mismos se fijan a las vías para evitar que el viento les modifique su inclinación.
Fuente: Solveig - AREP
Como se trata de estructuras temporales, no requieren cimientos. Más tarde, se conectan las placas a contenedores modulares donde se alojarán las baterías que se irán cargando. Además, no se compromete la infraestructura ferroviaria ya que si en el futuro una línea férrea quisiera reanudar sus servicios, simplemente se retirarían (sin romperlas) las unidades anteriormente desplegadas.
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La idea es que esta solución solar alimente las necesidades de consumo en los alrededores de las instalaciones o bien sirvan en el futuro para electrificar las cintas metálicas que aún no están conectadas a una red.
Fuente: Solveig - AREP
Se estima que Francia podría obtener unos 1000 MW para 2030, dentro de apenas un lustro.
¿Es posible exportar esta solución tanto a Europa como a Argentina?
En el caso del viejo continente, con una población muy concentrada y un sólido tejido de rieles, no habría mayores inconvenientes. En Argentina, estarían dadas, en parte, las condiciones para adoptar este sistema ya que nuestra propia red ferroviaria llegó a tener una extensión máxima de 47 500 km en 1957. Sin embargo, no sería recomendable hacer semejante inversión en esta particular geografía.
Fuente: Solveig - AREP
El choque de trenes de la línea San Martín ocurrido en mayo de 2024 en Palermo permitió conocer lo que ocurre con los cables de electricidad que acompañan nuestros trazados. El robo de los mismos es moneda corriente en las líneas Mitre, San Martín, Urquiza, Belgrano y Roca.
Si desinstalan elementos tan peligrosos que están conectados líneas potencialmente mortales de 220 V, ¿por qué no se quedarían los ladrones con los paneles fotovoltaicos desplegados a muchos kilómetros de los sitios desde donde se podría ejercer algún tipo de control?