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Plásticos de un solo uso: a pesar de que ya hay avances, sigue siendo un desafío pendiente en Argentina

En los últimos 70 años, el uso de plásticos se ha popularizado convirtiéndose en un problema ambiental. Según datos de las Naciones Unidas, los desechos plásticos pasaron de dos millones de toneladas en 1950 a 348 millones en 2017 y se espera que al 2040 esa cantidad se duplique.

redaccion@carbono.news

El 5 de Junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. La fecha fue establecida por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que "es la plataforma mundial más grande para la divulgación ambiental" y es una buena oportunidad para reflexionar sobre uno de los principales problemas de contaminación que tiene la Argentina.

De acuerdo a Our World in Data, el primer plástico sintético, la baquelita, se produjo en 1907 y marcó el comienzo de la industria mundial del plástico. Sin embargo, el crecimiento de su producción mundial no se materializó hasta la década de 1950. Desde esa década y durante los siguientes 65 años, la producción anual de plásticos aumentó casi 200 veces, hasta llegar a 381 millones de toneladas en 2015. Esto, señalan desde el sitio, equivale aproximadamente a la masa de dos tercios de la población mundial.

Los plásticos tienen un gran impacto. Según la ONU, la exposición a este material perjudica la salud humana y puede afectar la fertilidad, la actividad hormonal, metabólica y neurológica. La quema abierta de plásticos contribuye a la contaminación del aire. Pero eso no es todo, sino que también tiene consecuencias negativas para la fauna marina y los ecosistemas en general.

Según la ONU, más de 800 especies marinas y costeras se ven afectadas por la contaminación por plásticos por ingestión, enredo y otros peligros (Foto: Pixabay)

Plásticos de un solo uso: el desafío

El uso que se le da al plástico es de lo más variado. Existen diferentes tipos con numerosas utilidades. Pero los que representan un verdadero problema y por lo tanto, un gran desafío, son los de un solo uso. Es decir, aquellos que se fabrican, se usan en una única ocasión y se descartan.

Ejemplo de esto son la vajilla descartable, las bolsas, el "papel film'', los sorbetes, los embalajes y muchos otros productos que han logrado colarse en nuestra vida cotidiana al punto que parecería muy difícil reemplazarlos. Sin embargo, es posible encontrar alternativas a su uso y ya se está haciendo.

Es el caso de Biopackaging, un emprendimiento local. Tiempo atrás, sus ideólogos iniciaron un camino de investigación, estudio y desarrollo para averiguar cuáles podrían ser las alternativas sustentables para el packaging en Argentina. Después de dos años de trabajar, viajar y aprender, cuentan con una línea de artículos descartables para gastronomía elaborados con caña de azúcar, lo que permite su compostación o bien su disposición como residuos orgánicos.

En contacto con Carbono.news, Gabriela Rodríguez, cofundadora de este emprendimiento, aseguró que estos productos "vienen a reemplazar, de alguna forma, a los envases plásticos", contribuyendo a "desplastificar" la industria gastronómica.

El proceso de cambio ya arrancó y se puede ver. "Hay un crecimiento de la conciencia de los consumidores que piden a los gastronómicos que cambien el packaging, no es la mayoría, pero sin dudas hay un despertar de conciencia", consideró al respecto Gabriela.

La Unión Europea prohibió el uso de plásticos de un solo uso

Frente a la contaminación por plásticos, los países ya están tomando medidas. Desde la Unión Europea reconocen que, "si bien el plástico es un material conveniente, útil y evaluable debe usarse, reutilizarse y reciclarse mejor. Cuando los plásticos se tiran a la basura, el impacto económico incluye no solo la pérdida de valor económico del material, sino también los costes de limpieza y las pérdidas para el turismo, la pesca y el transporte marítimo".

Por eso, a partir del 3 de julio de 2021, en la Unión Europea está prohibida la comercialización de platos, cubiertos, sorbetes, palitos de globos y bastoncillos de algodón fabricados con plástico de un solo uso. Asimismo, esta medida se aplica a los vasos y a los envases de alimentos y bebidas de poliestireno expandido y a todos los productos de plástico oxodegradable.

Mirá también: "América Latina apura leyes para prohibir los plásticos de un solo uso"

Qué sucede en la Argentina

En 2019, la diputada radical Brenda Austin comenzó a trabajar, en contacto con organizaciones, activistas e integrantes de la cámara del plástico, en un proyecto que buscaba impulsar tanto la reducción progresiva como la prohibición específica de los plásticos de un solo uso. La iniciativa partió de una serie de investigaciones en base a una regulación de 2017 sobre bolsas plásticas.

La propuesta se elaboró junto con los activistas y, a fin de 2019, se presentó en el Congreso. "A ese proyecto lo empujamos, a partir de ahí, en conjunto con estos actores de la sociedad civil, hicimos una campaña de junta de firmas, hicimos una propuesta de ordenanza para trabajar con los municipios en un portal que se llamó "Argentina no descarta" impulsado por Jerónimo Batista Bucher", rememoró Brenda Austin en diálogo con Carbono.news.

Lograron avanzar en la Comisión de Ambiente y obtener dictamen favorable. Sin embargo, la iniciativa perdió estado parlamentario. En 2021, volvieron a presentar el proyecto incluyendo algunos cambios y ahora esperan el voto positivo de los legisladores.

Mirá también: "Las grandes empresas se comprometen a reducir el plástico virgen un 20% hacia 2025"

"Cuando presentamos la primera iniciativa, buscábamos que Argentina fuera pionera en la región y lo cierto es que hoy estamos quedando a la cola", reflexionó Austin. Y se lamentó: "Sigue habiendo una mirada un poco corta en el sentido de pensar que esto es una cruzada contra los plásticos, cuando no lo es, sino que es contra el uso de uno de estos tipos de plástico, que son los descartables y (a favor de) la necesidad de repensar eso en función de una mirada integral que incluya otras dimensiones, como es la responsabilidad extendida del productor o la ley de envases; pero dejando atrás aquellos productos cuya corta vida útil no amerita la utilización de un material de tanta duración".

Y brindó una reflexión final: "Deben impulsarse iniciativas e incentivos para que la industria plástica también pueda reformular estos productos a otros diseños que sean más amigables con el ambiente".

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