Histórica marcha en Exaltación de la Cruz contra los agrotóxicos y la represión
En el pueblo Los Cardales, el domingo 11 de marzo se vivió una jornada de encuentro y festival entre personas autoconvocadas, organizaciones socioambientales y referentes para unir fuerzas contra el extractivismo y por la vida.
La temperatura iba a superar nuevamente los 40°C de térmica, pero no detuvo el Encuentro y Festival de los Pueblos desde Exaltación de la Cruz, en Buenos Aires, en la plaza principal del pueblo Los Cardales, el domingo 11 de marzo.
Foto: Sabrina Pozzi
Desde distintas localidades bonaerenses, barrios porteños y provincias, familias autoconvocadas, organizaciones socioambientales y referentes de este activismo se hicieron presentes a pesar del calor. Y es que muchas son las historias que unen a este inmenso grupo de "desconocidos" que, tras solo mirarse un instante, reconoce en las pupilas ajenas el dolor y la lucha que lo llevó hasta ese lugar.
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Foto: Sabrina Pozzi
El detonante del encuentro fue la criminalización de la protesta. Hace justo dos meses, el 11 de enero, un grupo de policías que, suponen, formaba parte de la seguridad del presidente Alberto Fernández detuvo a cuatro personas por querer desplegar una bandera que decía "Basta de Cáncer, paren de fumigar". Cuando el máximo mandatario llevaba adelante un acto de inauguración de un hospital en Exaltación, le pidió a los vecinos hablaran "en voz baja" sobre los agroquímicos; mientras, la policía detenía a cuatro personas que intentaron mostrar un cartel en el que se pedía dejar de enfermar a la población.
Además, fue también un 11 de marzo, pero de 2019, cuando los vecinos de la localidad de Exaltación dijeron "Basta" unánimemente: la escuela primaria N°4 y la escuela técnica N°1, ubicadas en Parada de Robles, tuvieron que ser evacuadas porque pasó un avión fumigando, imagen que pudo ser registrada y se hizo viral. Además, el grupo vecinal Exaltación Salud registró otras pulverizaciones de un "mosquito" -un vehículo de fumigación terrestre- en campos situados frente a tres escuelas del barrio San José, la primaria N°8, la secundaria N°5 y un jardín de infantes.
De Stefan Krause, Germany - Trabajo propio, FAL, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=28262746
Ya en 2023, la lucha sigue intacta y el episodio de represión policial fue, ni más ni menos, que la punta del iceberg.
Foto: Sabrina Pozzi
Abortos espontáneos, malformaciones, enfermedades como el cáncer y muertes prematuras son los motivos terribles que unieron a esa masa colorida ansiosa de cambiar la realidad. En ronda, uno por uno, cada quien se fue presentando: nombre y ocupación o razón para estar presente.
Una feria agroecológica de la organización Amaranto brindó alimentos sin venenos durante todo el día y los vecinos de Cardales ya tenían, además, decenas de botellas y bidones con agua congelada. El agua, la unificadora de todas las luchas socioambientales.
La bandera, esa que fue arrancada de los brazos de los vecinos dos meses atrás, ahora conducía la marea de carteles, dolores y, también, de alegría, porque si no se lucha por vivir bien -o el Buen Vivir- entonces, ¿para qué?
Fuente: Instagram
De a poco y como en una película, los vecinos que no habían ido a la plaza se sumaban a los cánticos, filmaban y sacaban fotos, sorprendidos, por ver una manifestación de casi cien personas en el pueblo. "Vecino, vecina no sea indiferente", resonaba en las calles y las puertas y la ventanas comenzaban a abrirse.
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Luego de la caminata, comenzó el festival musical.
"No somos pocos, solo estamos desparramados": Sabrina Ortiz y su lucha en Pergamino que sentó precedencia
"Campo Santo", fue la obra teatral nacida en Pergamino que tuvo lugar antes de la marcha, basada en hechos reales de la historia de Sabrina Ortiz. Con la dirección de Fernando Crespi y "con algunas escenas ficticias que se parecen a las reales y otras reales que parecen mentira", como aseguran los protagonistas, ninguno de los presentes podía creer -o mejor dicho, no podía entender- hasta dónde puede llegar la absurda codicia por el dinero en detrimento de la vida ajena.
"No somos pocos, solo estamos desparramados", dijo Sabrina Ortiz tras la obra, emocionada, conmovida, pero erguida y decidida, como hace más de una década, años en los que no bajó los brazos y pudo lograr, hace tres días, una sentencia de la Corte Suprema de Justicia a su favor y el de todos.
Sabrina Ortiz, vecina del barrio Villa Alicia, en Pergamino, sufría sistemáticamente fumigaciones alrededor de su casa. En 2011, perdió un embarazo de casi seis meses. Desde hacía tiempo denunciaba los desprendimientos en la piel, brotes, picazón y el olor a veneno.
Ante la falta de respuesta por parte del Estado y sin encontrar quien la defendiera legalmente, estudió abogacía para encarar las causas. Muchos vecinos se sumaron a su denuncia, ya que también pasaban por esa situación.
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Su denuncia, consiguió, en primera instancia, una medida protectora paliativa por el juez del juzgado penal 2 de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo. Sin embargo, el intendente de Pergamino, Javier Martínez, presentó un recurso de amparo. Finalmente, este 15 de marzo, la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la distancia de 1.095 metros dentro de las cuales están prohibidas las fumigaciones terrestres con agrotóxicos y de 3.000 metros para las aéreas.
En relación a esta medida, Ortiz dijo a lavaca: "Esperábamos la resolución desde hace bastante tiempo, con muchas expectativas, pese que los últimos fallos que ha tenido la Corte en materia ambiental no han sido para nada alentadores. Sin embargo, para nosotros era casi seguro que iba a fallar a favor. Se me vinieron un montón de situaciones a la cabeza, sobre todo por cómo comenzó esta causa, por la salud de mis hijos, por las afectaciones que tuvieron, con las afectaciones que tuve en mi cuerpo; se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa. Fueron recuerdos muy tristes, muy angustiantes, dolorosos, del vivir cotidiano, de hecho todavía están en controles mis hijos y hay un montón de gente que la sigue sufriendo".
Queda un largo camino, pero esperemos estar, cada día, un poco más juntos para cambiar la realidad.