El último árbol
La obra de ampliación de una ruta que une la ciudad de Córdoba con la localidad de Villa Allende, en Argentina, amenaza la preservación de un árbol centenario. Para algunas personas de la zona, y para las organizaciones que defienden el cuidado del ambiente, el árbol se transformó en un símbolo de resistencia y en emblema del bosque nativo que se perdió en la provincia
"¿Cuál es el árbol?", le pregunto a Guillermo Galliano por whatsapp y le digo que quiero ir a verlo. Él me responde con un audio donde me deja las indicaciones. Salgo de Córdoba a toda velocidad. Soy como todos los demás, quiero llegar rápido, y después aprovechar el resto de la tarde para hacer la entrevista y cerrar el tema hoy.
A la salida de Córdoba, doblo por Luchesse y sigo las instrucciones de Galliano. De repente aparece: es el árbol, sin dudas. El último quebracho blanco de la zona. Tiene 300 años y quieren cortarlo para ampliar la ruta, para que la gente como yo pueda llegar diez segundos antes a dónde quiera que vaya.
Me bajo a verlo.
Camino hasta el árbol y me paro debajo de su copa para repararme del ruido del tránsito. Entonces, lo escucho: chasquido de ramas, murmullo de hojas, aleteos graves, crujido de semillas redondas en el suelo, sonidos subterráneos vibrantes, chillidos misteriosos.
Es UN árbol. ES UN ÁRBOL.
Le mando un audio a Galliano y le pregunto cuándo podemos hacer la entrevista. Ahora que estuve ahí, tengo una urgencia distinta.
El árbol que muestra el bosque (que falta)
Guillemo Galliano es director de la Fundación Mil Aves y, como fotógrafo de naturaleza, desde hace 25 años es testigo de la degradación del ambiente en Córdoba. Por esto, se ha involucrado en diversas luchas ambientales y recientemente envió una carta al gobernador -en representación de un grupo de vecinos- para pedirle que interceda para salvar este quebracho blanco.
"A fines del 2024, me empiezan a llamar los vecinos alertándome de la obra y contándome sobre este árbol", cuenta. Ahí comenzó todo el reclamo pero, antes de hacer la carta al gobernador, los vecinos intentaron distintas acciones: se comunicaron con diferentes personas del gobierno y con Caminos de las Sierras -la empresa a cargo de la obra- y no tuvieron respuesta.
Vista del quebracho blanco al atardecer. Crédito: Guillermo Galliano
"Llegamos a hacer la carta al gobernador de Córdoba luego de agotar las instancias previas. De hecho, el Consejo Municipal de Ambiente de Villa Allende, que es un grupo muy organizado que intenta poner freno a las acciones contra el medioambiente que hace el Municipio, mandó cartas a todos los involucrados, y no obtuvo respuesta. En Villa Allende se hacen desastres: canteras, urbanizaciones sin estudios de impacto ambiental. Hay una lucha de intereses permanente", dice Galliano.
En la carta dirigida al gobernador de Córdoba se lee: "Este árbol es un legado de la Córdoba antigua que ha sobrevivido y necesitamos preservarlo para que las futuras generaciones también puedan disfrutar de su imponente presencia y de su historia. Por eso solicitamos a las autoridades que intervengan".
La carta explica también que la empresa Caminos de las Sierras ha propuesto como alternativa el traslado del centenario quebracho blanco a otro sitio, lo que es técnicamente inviable. "Esto fue explicado claramente en un informe de la ingeniera forestal Natalia De Luca y el biólogo Fernando Barri, quienes descartan categóricamente que esta operación pueda tener éxito. Son tajantes: no hay antecedentes en toda Argentina de un trasplante de esta especie o de otras de similares características, ya que no se cuenta con la tecnología apropiada. El anuncio del ‘traslado' parece una mera campaña de marketing", se lee en la carta.
En este sentido también se expresa la ingeniera forestal María José Del Bó, que en su informe consigna: "El quebracho blanco tiene un sistema radicular muy extenso y profundo, gran parte del cual se pierde durante la excavación con maquinaria, recordemos que el árbol tiene alrededor de 200 años y no estamos hablando de trasplantar un plantín. Esta pérdida provoca un desequilibrio entre las raíces y la copa, induciendo al árbol a un estrés hídrico prolongado. A esta situación hay que sumarle los cortes y heridas propias del traslado, que en un ejemplar adulto tardan mucho más en cicatrizar, agravando aún más su condición".
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Galliano explica que el árbol tiene 10 metros de copa, por lo que las raíces tienen cinco veces esa longitud. "Hay entre 40 y 50 metros raíces para abajo. Aparte, el radio que tiene es gigante, como todo árbol nativo. Algunos árboles exóticos sí pueden ser trasplantados porque tienen una raíz que va por la superficie, para los costados, pero éste es nativo y transplantarlo es matarlo".
La copa del quebracho tiene forma aparasolada. Crédito: Eliana Piemonte
Este quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco Schltdl) es el único árbol de estas características en la zona. "Nadie se animó a sacarlo, ni siquiera cuando se hizo el ferrocarril, a principios del siglo XX, lo tocaron", agrega Galliano.
"¿Por qué peticionar al Gobierno de Córdoba por un árbol, tan sólo por un árbol? En principio, puede resultar desproporcionado, pero este ejemplar es un emblema de la persistencia del bosque nativo cordobés, un monumento natural vivo y, por lo tanto, parte del patrimonio histórico de los cordobeses", consigna también la carta.
"Esto no es el árbol. Es lo que venimos haciendo con el ambiente durante decenios acá en Córdoba. Habitamos una provincia en la que sobrevive entre un 3% y un 5% de bosque nativo en buen estado de conservación, siendo una de las regiones más deforestadas del planeta", explica Galliano.
Y agrega: "Este árbol es el último de este porte en esta zona. Tenés que recorrer cientos de kilómetros para encontrar un árbol igual. El ferrocarril devastó todos los quebrachos porque el carbón se hace de quebracho blanco. Y en los barrios de la zona, toda la vegetación es exótica. Caminos de las Sierras puso unos arbolitos, unos plantines, pero no los cuento porque los pusieron ayer, digamos. Eso ni siquiera nuestros bisnietos los van a ver grandes".
La foto del árbol puede resultar conmovedora como imagen de resistencia en soledad, pero lo cierto es que existen organizaciones y personas de la zona que han dejado testimonio de su afecto hacia el árbol y que van a luchar para que el trasplante destinado al fracaso no se concrete.
Personas de la zona dejaron mensajes afectuosos en el árbol. Crédito: Eliana Piemonte
Además, los días 14 y 20 de mayo se realizaron bajo la copa del árbol distintas aulas abiertas con la participación de investigadores e investigadoras que brindaron argumentos científicos para la protección de este árbol y del ambiente de Córdoba.
En las aulas, se puso énfasis en el valor cultural y ecológico del árbol. Se explicó que el árbol cumple funciones ecológicas vitales: ofrece refugio para animales y sitios de nidificación para aves, y forma parte de un ecosistema mayor.
El geógrafo Joaquín Deón contó, además, que el quebracho fue cuidado y resguardado cuando por la zona se trazaban caminos para llevar lácteos y alimentos de lo que era el viejo cinturón verde de Córdoba, y se salvó después en la época en que se trazó el tren, a principios de 1900. "Y también resistió en periodos anteriores en que esa traza era la el recorrido de los criollos y los caudillos independentistas como el Chacho Peñaloza, o Facundo Quiroga, entre otros, que pasaron por ahí. Estoy haciendo esa remembranza porque la antigüedad del quebracho es superior a los 280 años ¿Por qué lo van a sacar ahora si pueden mover la traza? Somos tan inteligentes para hacer obras enormes de infraestructura desde el gobierno de la provincia de Córdoba y no vamos a poder hacer una rotonda para esquivar un quebracho...", reflexionó el geógrafo.
En síntesis, lo que piden quienes defienden el árbol es que se adecúe el trazado del cruce vial mediante la construcción de una rotonda que preserve la integridad del árbol.
Ver para creer
Después de conversar sobre el árbol, le pido a Galliano que me muestre sus fotos de la naturaleza de Córdoba, su registro de estos últimos 25 años. Él selecciona algunas, las más icónicas, y me cuenta por qué.
La primera muestra un incendio en las sierras.
Crédito: Guillermo Galliano
"Miles y miles de hectáreas se queman cada año en la provincia de Córdoba perdiendo lo que nos queda de bosque nativo. En 120 años hemos destruido todos nuestros ecosistemas y hemos hecho un cambio de suelo para poder nutrir a este modelo agroexportador del cual dependemos. Hemos ya dedicado el 97% de la provincia a ganadería y agricultura, nos queda un 3% para la diversidad, la fauna y la flora nativa, creo que es hora de empezar a cuidar y no seguir permitiendo estos incendios que se hacen para poner ganadería y, en menor medida, urbanizaciones", explica Galliano.
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Además, "otra cosa importantísima es que los bomberos tienen orden de no apagar el monte nativo. Solamente protegen bienes materiales de los pobladores locales. Nada más. Esa es la orden que tiene. No ves ningún bombero apagando el monte, nunca. Esperan que llegue el fuego cerca de las viviendas, ahí actúan. El fuego va quemando árboles centenarios y ellos tienen orden de no hacer nada en esa situación. Y quienes apagan el fuego en el monte son las brigadas, que son personas que militaban por el cuidado del ambiente y ahora ponen el cuerpo para apagar el fuego".
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En la segunda foto, hay vacas pastando luego del incendio.
Crédito: Guillermo Galliano
"Esta imagen habla a las claras de lo que sucede después de que viene el fuego; el fuego pasa y saca todo el monte. El monte nativo cuenta con tres estratos: el estrato herbáceo, el sotobosque y el bosque maduro.
"Acá lo que se quemó es el sotobosque que es lo más tupido, es el más espinoso y es el que impide que entre el ganado al monte. Quedan unos árboles grandes, pero eso ya no es un monte nativo, sino que es una serranía apta para la ganadería, que es la intención del ganadero. Cuando el pasto reverdece, tiran semillas de pasto exótico australiano -que engorda más rápido al ganado- y, cuando ese pasto crece, entra el ganado. Así es como, a través del fuego, van sacando el monte. Antes las vacas estaban en el llano, pero la soja -y en menor medida el trigo y el maíz- las corrieron hacia las sierras", explica Galliano.
"Los incendios además deterioran las cuencas de agua que tenemos los cordobeses, que es nuestro gran tanque de agua. Sería mucho más barato, productivo, lógico y loable proteger las cuencas hídricas ya existentes que nos nutren de agua y no intentar un absurdo absoluto como el proyecto de traer agua del Paraná con un canal a contrapendiente, lo cual es un delirio y obviamente un negocio para pocos", agrega.
Las fotos que siguen son de aves de las sierras de Córdoba.
Crédito: Guillermo Galliano
Crédito: Guillermo Galliano
"Estas fotos representan a las aves que pierden su hábitat con los incendios. Un estudio hecho por el doctor en biología Manuel Nores, explica que del sotobosque dependen más del 72% de las especies de aves de toda la provincia, imagínate que hay aproximadamente unas 400 especies de aves que dependen de este espacio puntual, al quemarlo la biodiversidad baja muchísimo", dice Galliano.
En la siguiente foto, una máquina abre un camino luego de un incendio en Ascochinga.
Crédito: Guillermo Galliano
Sobre esta foto, Galliano comenta: "Otra cosa que sucede tras los incendios es que empiezan a hacer los caminos, a poner cables y atrás de eso suelen venir los barrios -en su mayoría cerrados-, la urbanización que viene atrás de los incendios, es un clásico. En este caso que está en esta foto, es la zona de La Paz, en Ascochinga, donde hubo incendios enormes, no dejaron nada. En algunos puntos de este lugar hay ganadería y en este caso están haciendo barrios cerrados".
Y, como última foto, una foto del último árbol.
Crédito: Guillermo Galliano
"Creo que este quebracho simboliza todos los árboles que no supimos cuidar, que no pudimos cuidar y que no quisimos cuidar. Hemos padecido incendios, hemos padecido deforestación, hemos padecido desmontes, contaminación de ríos, contaminación con plomo en el norte cordobés, contaminación de campos con agroquímicos.
"Creo que Córdoba está muy poco protegida, muy poco cuidada y en este espíritu capitalista y extractivista en el que vivimos vemos sólo los intereses económicos, no pensamos ni en un futuro común, ni en una naturaleza a proteger y creo que hoy nos toca empezar. Estamos en una bisagra real y concreta y necesitamos que la palabra ‘ecología' no sea una palabra de moda, que le demos importancia a proteger no solamente este quebracho blanco, sino todos los ecosistemas", concluye Galliano.
*Este artículo es parte de COMUNIDAD PLANETA, un proyecto periodístico liderado por Periodistas por el Planeta (PxP) en América Latina, del que CARBONO.NEWS forma parte.