Activismo
Entrevista

Buscan germinar hortalizas en la Luna y crear huertas espaciales: "Las plantas serán las máximas aliadas de los humanos en su viaje interplanetario"

José María Ortega es el líder del Green Moon Project, que quiere hacer posible el cultivo de alimentos en la Luna y en Marte. Contó a Carbono News detalles de su trabajo.

A veces el ritmo diario, la coyuntura y lo cotidiano nos enfoca en el árbol, pero detrás hay todo un bosque que se pierde entre tanta superficie. La pandemia de COVID-19 fue un salto a ese fondo y resignificó, sin dudas, la agenda diaria. Pero más atrás, en la profundidad, la ciencia y la tecnología de las grandes ligas debaten sobre tópicos que en esa superficie parecen de ciencia ficción: la humanidad como especie interplanetaria.

La caducidad del sol, la sobrepoblación, los efectos del cambio climático y sobre todo la sed de conocimiento apuran la carrera del ser humano para salir al Universo y crear las primeras ciudades espaciales. A tono con ese proyecto, la joven empresa española Green Moon Project, en conjunto con un equipo de científicos chinos, buscan enviar a la Luna una cápsula de ensayo con cuatro pruebas de cultivos hortícolas para 2022 para luego abrir el camino a la instalación de huertas espaciales.

El joven ingeniero aeronáutico y mecánico, José María Ortega -quien integra el emprendimiento español junto a Jesús Martínez Frías, Jorge Pla García, Eva Sánchez Rodríguez y Juan Hernández Narváez- contó a Carbono News el trasfondo y los detalles del ambicioso proyecto.

-¿Cómo nace la idea de germinar semillas en el espacio y formar un emprendimiento para hacerlo posible?

-Hace cuatro años era la final de la competición Lab to Moon, organizada por TeamIndus, el equipo indio que participaba en la Google Lunar X Prize. Esta era una competición que buscaba potenciar la inversión en futuras misiones privadas y que inició en septiembre del 2016 en Bangalore (India). Nos presentamos unos cuantos compañeros de la Universidad de Málaga y nos unimos para este concurso al que se presentaron 6400 equipos a nivel global. Nuestra propuesta era entender cómo es el crecimiento de una planta bajo los efectos de la gravedad lunar, que representa 1/6 de la terrestre. En una primera hipótesis, entendíamos que la planta iba a crecer mucho más rápido en la Luna frente a la Tierra, ya que el transporte de nutrientes desde las raíces al tallo y hojas, al haber menos gravedad, requeriría de menor esfuerzo. 

Explicando algunos conceptos de fotosíntesis y luminosidad (Foto: Green Moon Project)

La competencia pretendía dar 30 millones de dólares al primer equipo que lograse mandar una misión privada a la luna y que consiguiese recorrer con un rover de exploración, es decir, un astromóvil de exploración robótico, 500 metros y mandar datos de vuelta a la Tierra. De los 6400 equipos fuimos el único español seleccionado. Nos plantamos en India a la final entre 15 equipos, pero, al final, la competición de la Google Lunar X Prize quedó desierta y nosotros decidimos seguir avanzando. Esa parte universitaria quedó atrás y, en 2019, cuando el equipo chino de la Misión Chang'e-4 logró plantar la primera planta de algodón en el lado oscuro de la Luna, reafirmamos que íbamos a seguir por ese camino. Estratégicamente nos aunamos al equipo chino y firmamos un acuerdo de colaboración con el Centro de Exploración Espacial chino (COSE, por sus siglas en inglés). Asimismo, conseguimos apoyo del ámbito científico español y del sector empresarial y decidimos montar Green Moon Project cuyos pilares fundamentales son la biología vegetal, la ingeniería aeroespacial y la geología planetaria.

Nuestro emprendimiento es muy importante de cara a la futura agricultura aeroespacial y a la futura habitabilidad para dar soporte a las próximas misiones tripuladas a la Luna y a Marte en función de una especie humana interplanetaria.

-¿Por qué deciden unirse al equipo chino y en qué condiciones está el acuerdo firmado de mutuo apoyo?

-El equipo chino plantó la semilla en enero del 2019 y, cuando vimos lo que estaban haciendo, decidimos buscar sinergia porque tenían el mismo propósito. Ellos invirtieron un millón de euros para desarrollar una pequeña cápsula, es decir, un demostrador tecnológico que se parecía mucho a lo que nosotros también veníamos desarrollando y que buscaba simular un microambiente con las condiciones necesarias para que pudiera haber germinación de la semilla. En la misma línea y luego de estrechos contactos firmamos ese acuerdo de colaboración que nos abre la puerta a participar en futuras misiones espaciales chinas. Ahora mismo nos estamos embarcando en desarrollar un paper científico para desarrollar y mandar una cápsula conjunta en un aterrizador chino a la Luna dentro de los próximos dos años.

Cerrando el acuerdo junto al Profesor Xie Gengxing, jefe del equipo que plantara la primera planta en la Luna (Foto: Green Moon Project)

-¿Qué buscan descubrir con este desarrollo científico?

-En primer lugar, hay que entender que mandar algo al espacio cuesta muchísimo dinero por lo que hay que crear algo muy pequeño que desarrolle la mejor tecnología aeroespacial y que funcione a la perfección. A partir de allí, queremos comprender cómo va a ser el cultivo bajo las condiciones lunares y de Marte porque, en ambos, no hay atmósfera ni campo magnético que proteja estos procesos vitales. Este entendimiento es la clave para que, cuando se establezcan las primeras ciudades en Marte y en la Luna, sepamos qué va a hacer falta para desarrollar el cultivo con los recursos in situ que nos encontremos allí.

-En un mundo donde la mayoría de la población está pensando en los problemas del día a día suena a ciencia ficción hablar de ciudades en la Luna o Marte. ¿Hay una certeza científica de que la especie humana camina a transformarse en una especie interplanetaria?

-Entiendo que estos temas espaciales se nos escapan del día a día que es lo que, en definitiva, tenemos. Hay que pensar que ahora mismo todas las agencias espaciales del mundo, tanto la de los entes estatales como las de las empresas privadas (la Blue Origin de Jeff Bezon o la SpaceX de Elon Musk), están generando un gran impacto con el desarrollo de tecnología para civilizaciones y turismo espacial. Recientemente Rusia ha firmado un acuerdo de colaboración con China para desarrollar un orbitador a la luna, o la Nasa ya está pensando en lo que será la Misión Artemisa que pretende mandar a la primera mujer a la Luna a partir del 2030. Entonces, está claro que llegará un día en que la especie humana se transformará en una especie interplanetaria porque no le va a quedar otra.

El sistema solar tiene una fecha de caducidad, nuestra población viene creciendo mucho en los últimos años por lo que tenemos que expandirnos. La Tierra solo tiene que ser la cuna, tenemos que usarla como campo base, pero tenemos que conocer. La curiosidad nos caracteriza como especie y vamos en la búsqueda de esa especie interplanetaria sostenible. Lo conseguiremos porque el ser humano está dando pasos científicos y tecnológicos sin precedentes.

-¿El cambio climático puede acelerar a esa especie interplanetaria por los efectos devastadores que podría tener en la Tierra?

-Entendemos que el ser humano se va a convertir en una especie interplanetaria sostenible si logra desarrollar la agricultura, es decir, la domesticación de los cultivos y de los suelos. A lo largo de la historia, la humanidad logró establecerse y crear asentamientos gracias al cultivo y es lo que vamos a tener que volver a hacer para llegar a la Luna o a Marte.

El impacto climático, al igual que está haciendo con la aceleración de la electrificación o de la descarbonización de la economía, puede motivar a salir afuera y expandirnos, pero aprendiendo de las cosas que hemos hecho en la Tierra para no volver a repetirlas. Ser más sostenibles, eficientes, de eso se trata.

-¿Por qué Lanzarote, en las Islas Canarias, tiene condiciones planetarias similares a las de la Luna o Marte?

-Los científicos que forman parte de nuestro equipo, y que tienen mucha experiencia en la Agencia Espacial Europea o en la Nasa, nos han recomendado que hagamos una serie de ensayos en Lanzarote, una isla volcánica de origen basáltico que tiene la misma composición del suelo que nos vamos a encontrar en la Luna y en Marte. Es muy interesante porque se ha desarrollado cultivo allí, como la vid, sobre ceniza o lava volcánica, y han crecido las plantas. Esto nos da esperanza porque vamos a utilizar los recursos in situ y esa tierra tendrá una serie de minerales que la planta podrá obtener, podrá producir oxígeno a través de la fotosíntesis y tomar el carbono. También es muy importante porque al ir a la Luna y Marte no podés echar la semilla y creer que crecerá. Allí estamos a temperaturas de -140°C en la sombra o 100°C al sol, entonces hay que crear pequeños hábitats que le protejan de esa luz manteniendo una temperatura constante dentro de la cápsula para que pueda haber vida.

Con Lanzarote de fondo, análogo planetario de la Luna y Marte (Foto: Green Moon Project)

Asimismo, en ese pequeño demostrador que queremos lanzar a la Luna con el equipo chino vamos a llevar cuatro regolitos, cuatro tipos de suelo, para estudiar cómo hacer la germinación sobre ellos. En una habrá tierra estándar, otra será el JSC-1A, que es el simulante de regolito lunar por excelencia, y los otros dos son el "Lanzarote" 1 y 2, que tienen más y menos metales respectivamente. Estas pruebas nos van a mostrar el crecimiento sobre esos suelos bajo las condiciones de la Luna y Marte para luego seguir ampliando este conocimiento de cara a crear invernaderos mucho más grandes que puedan dar soporte vital y de alimentación, nutrientes y vitaminas, a los futuros astronautas que acabaremos siendo todos en el futuro.

-¿Cómo manejan la variable hídrica teniendo en cuenta que es una de las grandes incógnitas de la vida espacial?

-En una primera fase del proyecto el agua que necesitamos, y que tendremos que llevar, es muy poquita porque va a estar en una pequeña cápsula de 20 cm de diámetro de base del cilindro y 30 cm de alto. Es cierto que ya se ha confirmado que en la Luna hay agua en pequeñas cantidades: por cada cuatro toneladas de suelo lunar se encuentra un litro de agua, dice el artículo científico a modo de referencia. Es muy poquito agua y hace falta mucho trabajo tecnológico para desarrollar herramientas de las cuales aún no disponemos. Sin dudas va a ser una variable clave, pero hay muchas empresas que están pensando en cómo dar soporte vital y ayudar tanto a la hidratación de los futuros astronautas como a estos cultivos que vamos a necesitar.

-¿Por qué el equipo chino eligió el algodón y qué condiciones particulares tiene para que haya germinado?

-Mandaron cuatro semillas diferentes entre las que estaba el algodón y fue el que curiosamente germinó. En conversaciones con el equipo chino hemos definido que lo importante es centrarse en los cultivos hortícolas de rápida eficiencia porque tenemos muy pocos días, 10 o 15, para desarrollar un proceso completo y ver cómo es el crecimiento de la plata y el efecto de la gravedad. Ahora mismo estamos proponiendo sobre todo rábano, zanahoria, papa, y legumbres.

-La ciencia camina a ser la base de las economías. ¿Cómo fue el apoyo estatal a su proyecto?

-Efectivamente, la ciencia tiene que ser el pilar de las economías. Hemos visto, por ejemplo, cuáles son los países que están vendiendo la vacuna del coronavirus. España no tiene vacuna, un tema curioso. El tema de ciencia es clave y los países deben ir en esa dirección. España parece que está apoyando a la ciencia, pero tiene que dar más soporte a los científicos e ingenieros y, en el mundo hispano, todos necesitamos ir por ahí porque el dinero se está generando en esa línea.

Siendo más específico al proyecto, al principio contamos con los recursos de la Universidad de Málaga que nos proveyó de muchos recursos y, en esta segunda parte del proyecto, más madura y con el equipo científico consolidado, contamos con el apoyo de instituciones españolas muy importantes como son el Cabildo de Lanzarote, el Instituto de Geociencia, la Red Española de Planetología y Astrobiología, y el Geoparque de la Unesco, que además de las facilidades nos ofrecen usar las herramientas de primer nivel. Entiendo que es difícil pensar cómo estas empresas aeroespaciales pueden ayudarnos en el día a día, pero, al fin y al cabo, el microondas fue un desarrollo que hizo la Nasa para los astronautas y hoy es de uso masivo.

Para que haya desarrollo en el futuro tenemos que pensar en que las plantas serán las máximas aliadas del ser humano en su viaje interplanetario porque nos dan alimento, oxígeno, nos quitan dióxido de carbono y, entonces, es necesario invertir.

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