Ambiente y naturaleza
Crisis hídrica en Uruguay

¿Por qué falta el agua en Uruguay?

Hace varios meses escuchamos hablar de la falta de agua en algunas zonas de Uruguay, pero ¿por qué está sucediendo esto?, ¿cuáles son las causas detrás de la falta de agua potable?

Abogada y diplomada en el Programa de actualización de Políticas Públicas y Cambio Climático. Autora del libro "Una vida sustentable"

Desde el mes de mayo algunas zonas de Uruguay se encuentran atravesando una crisis hídrica que afecta a más del 60% de la población. Esta falta de agua hizo que las autoridades recurrieran a abastecerse de agua de una zona del Rio de la Plata donde la salinidad es cada vez más alta, muy por encima de los límites establecidos por la OMS y que resulta intomable.


¿Cómo puede Uruguay, uno de los países con más reservas de agua, estar en esta situación?.

Mirá también: Falta de planificación deja sin agua a Uruguay frente a la crisis climática


Hablemos de cambio climático

¿Es el cambio climático el responsable de la crisis hídrica? Un artículo publicado en febrero por la ONU afirma que Argentina, Uruguay y Chile atravesaron una sequía extrema y sufrieron altas temperaturas lo que provocó pérdidas de cosechas y puso en riesgo la seguridad alimentaria, el acceso al agua, la salud de las personas y también de los ecosistemas. Esto motivó que científicos de distintos países colaboraran para evaluar en qué medida el cambio climático generó la falta de precipitaciones que provocaron la sequía. 

El análisis de la Atribución Meteorológica Mundial ha concluido que "el cambio climático no es el principal impulsor de la reducción de las precipitaciones. Sin embargo, ha demostrado que este ha producido un aumento de las temperaturas en la región, lo que probablemente ha reducido la disponibilidad de agua y empeorado los impactos de la sequía". En esta línea, y en referencia a las cada vez más frecuentes y duraderas olas de calor, los científicos de la Atribución Meteorológica Mundial han descubierto que "el cambio climático inducido por el ser humano ha provocado que las temperaturas extremas en diciembre de 2022 fueran unas 60 veces más probables".

Lamentablemente, lo que sucede en Uruguay podría pasar en otras ciudades del mundo, así lo afirma la bióloga y experta en medio ambiente Mariana Meerhoff que menciona Ciudad del Cabo y en Curitiba como ejemplos de zonas en las que las sequías extraordinarias dejaron sin agua potable a la población.


La agroindustria en la mira

Especialistas de Uruguay aseguraron que la crisis hídrica no es sólo consecuencia de la sequía producida por el cambio climático, "sino también por el uso excesivo de agua de las actividades agroindustriales" dice un artículo de Télam en el que se entrevistó a ambientalistas y científicos.

En este se detalla que:

- la industria del arroz consume 4 veces más agua que la población, 

- la celulosa 10 veces más,

- la soja 17 veces más, 

- la ganadería 20 veces más.

Todos los acuíferos del Uruguay están tomados por las 7 pasteras y hay al menos 486 embalses privados de distintos tamaños que desvían agua de ríos y arroyos para usos agropecuarios.

Planta de celulosa de Fray Bentos, Uruguay, vista desde la playa Ñandubaysal de Entre Ríos, Argentina. De Roblespepe - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=71510171

Frente a esta situación, resulta llamativo que a la hora de elegir, el gobierno elija priorizar a la industria y no a las personas. Si bien la vida de todos se ve afectada por la falta de agua, esta crisis hídrica puso al descubierto algo que siempre sucede frente a las crisis que son las diferencias sociales. 

Las autoridades sanitarias uruguayas han reconocido el riesgo y han pedido a la población que compre agua embotellada para beber, sin embargo, mientras algunas personas pueden comprar botellas de agua en los supermercados, en los barrios populares de Montevideo los vecinos continúan tomando de la canilla. Lamentablemente, no alcanza con tomar medidas como la quita del IVA, ya que hay personas que no pueden permitirse comprar agua y otras con discapacidades o movilidad reducida que no pueden transportar agua.

A mediados de julio, un grupo de expertos de la ONU en derechos humanos instó al gobierno uruguayo a darle prioridad al uso del agua para consumo humano y advirtió que pedirle a la población que compre agua embotellada es una medida que "crea un riesgo de privatización de facto del agua para el consumo humano, obligando a la población a comprar agua".

Asimismo, señalaron lo paradójico que resulta que el gobierno haya recomendado reducir el consumo de agua en los hogares, pero no haya aplicado las mismas restricciones a los consumidores a gran escala, incluidas las industrias que utilizan agua para la producción, principalmente teniendo en cuenta que el agua para el consumo humano representa apenas el 5% del suministro total de agua potable.

Uruguay se convirtió en el 2004 en el primer país del mundo en plasmar en su Constitución el derecho al agua potable, ahora los especialistas de la ONU subrayan que "el derecho humano al agua implica que esta sea físicamente accesible, esté libre de contaminantes y sea gestionada de manera sostenible, respetando la dignidad humana, la igualdad y la no discriminación".

Dicho todo esto, la pregunta que muchos nos hacemos es ¿podría haberse previsto?, ¿se hizo lo necesario para evitarlo?. Carmen Sosa, integrante de la Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida, aseguró que lo que está sucediendo no tiene nada de sorpresivo, "ya que desde hace más de 20 años en que los recursos hídricos se ven sometidos al agronegocio y a las multinacionales".

Un ejemplo de ello es que, según se expone en un artículo, estando en una situación de sequía inédita, se ha permitido igualmente que las empresas forestales como UPM y Montes del Plata disminuyan la capacidad de las cuencas a la mitad.

Mientras tanto, en el norte de Uruguay, los habitantes de Tambores están preguntándose cuáles podrían ser las consecuencias de avanzar con el proyecto Tambor para la generación de hidrógeno verde, según el cual se aprovechará "la capacidad de irradiación solar y los recursos eólicos" de la región que "cuenta con abundantes recursos hídricos, particularmente aguas subterráneas del acuífero Guaraní, capaces de abastecer a la planta de hidrógeno sin afectar otros usos del recurso".

Mirá también: El norte uruguayo defiende su agua ante el auge del hidrógeno verde


Lo que está sucediendo nos hace reflexionar acerca de que un recurso que parecía inagotable es, en realidad, escaso, y que esa idea apocalíptica, "la próxima guerra es por el agua", se vuelve mucho más cercana. Sin embargo, esa guerra probablemente no sea una guerra armada, una invasión a la fuerza, sino que, en realidad, tal vez sea una resistencia de unos pocos, de las comunidades originarias y de quienes habitan los territorios, frente a las multinacionales que se instalan, a menudo, con el completo apoyo de los gobernantes, simplemente porque, de nuevo, los compraron con espejitos de colores.

La diferencia entre aquellos espejitos y los de ahora, es que antes los engañaron, hoy el engaño no existe, hoy lo que existe es la complicidad de la dirigencia política de América Latina con los países del norte global en perjuicio de su población.

Nosotros, en Argentina, tenemos suerte de no tener aún inundaciones devastadoras como las que están sucediendo en distintas partes del mundo, tenemos suerte de no habernos quedado sin agua, como Montevideo; pero no estamos haciendo nada para evitarlo, de hecho, todo lo contrario, en este año electoral, casi no importa qué lista votemos, porque muy pocos se oponen a rematar los recursos naturales, a profundizar en la búsqueda de combustibles fósiles, a seguir apostando al extractivismo como sinónimo de desarrollo. Pocos parecen entender que el único desarrollo posible es el desarrollo sostenible.

Como dicen en Uruguay, no es sequía, es saqueo, y ojo, que no nos vaya a pasar a nosotros.

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