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Estos son los cuatro ecosistemas más amenazados de América Latina

Es una de las regiones más biodiversas del mundo y una de las más dañadas. Algunas de sus ecorregiones están bajo graves amenazas ambientales.

América Latina es una de las regiones con mayor biodiversidad del mundo. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), allí se encuentra alrededor del 60% de la vida terrestre mundial y diversas especies marinas y de agua dulce. Por eso, proteger su biodiversidad es clave para alcanzar los objetivos climáticos mundiales.

Oso hormiguero (Foto: Pixabay)

La región latinoamericana cuenta con seis de los 17 países considerados megadiversos por el Centro Mundial para la Vigilancia de la Conservación, estos son: Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela. Solo en la Amazonía se encuentra el 10% de la biodiversidad del mundo. Pero la biodiversidad latinoamericana va desde las montañas de la Patagonia, las largas praderas, la región andina, los pastizales del desierto, arrecifes y gran fauna marina en sus costas del Pacífico, Atlántico y Mar Caribe.

Desafortunadamente, ha habido una rápida disminución de muchas especies y las tasas de extinción continúan creciendo. Latinoamérica se lleva la peor parte, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Este organismo señala en un estudio que el 89% de las poblaciones de especies han disminuido en los últimos cincuenta años.

"La pérdida de biodiversidad a nivel mundial se debe sobre todo a la agricultura intensiva y la sobreexplotación de los recursos", explican desde WWF en el estudio de 2018.

"Entre los más afectados están los bosques, las selvas, los humedales que están en serio retroceso a nivel mundial por el cambio del uso del suelo, la deforestación y el relleno de humedales para uso productivo. La pérdida del hábitat y la fragmentación de ecosistemas es la principal amenaza a la conservación de la biodiversidad", dijo Ana Di Pangracio, experta en biodiversidad de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, a Carbono News.

Estos son los cuatro grandes ecosistemas más dañados y amenazados de América Latina:

Arrecife mesoamericano

Arrecife de coral (Foto: Pixabay)

El arrecife de coral mesoamericano es único porque contiene la segunda barrera de coral más larga del mundo. Se extiende en varios países de centroamérica y norteamérica, en México, Belize, Guatemala y Honduras y en 1000 km de costas. Según WWF constituye un lugar clave para la protección de la biodiversidad, incluyendo las tortugas marinas, más de 60 tipos de corales y más de 500 especies de peces que se encuentran en peligro de extinción.

Sin embargo, este arrecife ha sido considerado como "En Peligro Crítico" por la Lista Roja de los Ecosistemas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). "El ecosistema corre un alto riesgo de sufrir un blanqueo masivo en las próximas décadas, con los efectos combinados de la acidificación de los océanos, los huracanes, la contaminación y la pesca", dicen en su página web.

Amazonía

La Amazonía es una de las siete maravillas naturales del mundo y es el bosque tropical más grande del planeta y uno de los más biodiversos. Se extiende por casi toda Sudamérica, en países como Brasil, Perú, Bolivia, Venezuela, Colombia, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa y Surinam.

(Foto: Pixabay)

Entre sus joyas naturales hay una gran variedad de mamíferos, como jaguares, tapires, primates, pumas, y anfibios y reptiles como cocodrilos o serpientes. Es también la zona con mayor cantidad de especies de aves de todo el mundo.

Pero también es una de las ecorregiones más amenazadas por el sector agropecuario, la minería, las hidroeléctricas y la construcción de carreteras. Así lo reveló el Informe Amazonía Viva de WWF, que advierte que es urgente la implementación de acciones de conservación y desarrollo sostenible en todos los países de la región.

Sin planes específicos, para el 2030 la Amazonia perdería el 27% de su superficie -alrededor de 85,4 millones de hectáreas de bosques- según el mencionado informe. Brasil tiene los índices más altos de pérdida de bosque y recientemente se han identificado seis nuevos frentes de deforestación en la Amazonía Andina y el Escudo Guayanés.

El 15% del bioma amazónico está afectado a concesiones mineras y contratos para la extracción de petróleo y gas, y las áreas protegidas no son la excepción: más de 800 concesiones mineras se otorgaron en la zona, y 6800 solicitudes más están pendientes de aprobación. La gran mayoría se encuentra en Brasil.

Según el reporte, en la Amazonia hay 154 represas para la producción de energía hidroeléctrica y se planea la construcción de otras 277 en los próximos años. Si los proyectos avanzan, solo quedarían sin represar los ríos Juruá, Trombetas e Içá-Putumayo, generando grandes impactos en la ecología, la economía y el clima del subcontinente.

Amazonía (Foto: Pixabay)

"El aumento de las represas en la Amazonia amenaza el flujo natural de sus ríos, altera los ciclos naturales y pone en grave riesgo especies como los delfines y peces migratorios. El suministro de agua para las comunidades locales y el transporte de alimentos también se ven afectados por cuenta de la producción de energía en la selva amazónica", dice el informe.

Actualmente decenas de miles de kilómetros de carreteras atraviesan la selva amazónica, y la cantidad de rutas seguirá aumentando, explica el informe, en particular de este a oeste, en las vías vinculadas a los mercados de exportación en el Oriente asiático. La Carretera Interoceánica que une a Perú y Brasil, por ejemplo, que atraviesa las zonas de Madre de Dios en Perú y Acre en Brasil.

Pero, si hay una actividad que ha generado las mayores pérdidas de hábitat natural en la Amazonía en las últimas décadas, es la del sector agropecuario. Las exportaciones de soja y carne a países como China han desatado graves transformaciones en el uso del suelo de sus bosques. Por ejemplo, los pastos y la ganadería, para la producción de carne y leche, son la causa principal de la deforestación en muchas áreas y en algunos países, como Brasil, donde se registra la mayor cantidad de ganado comercial del mundo.

Arrecifes caribeños

El pez Ángel Emperador (Foto: Pixabay)

Los arrecifes de coral del Caribe están clasificados como "en Peligro de Extinción" en la Lista Roja de la UICN. Estos arrecifes se encuentran en aguas costeras abiertas, cálidas, poco profundas, claras y relativamente pobres en nutrientes. Aproximadamente entre 500 y 700 especies de peces están asociadas a los arrecifes de coral del Caribe.

Sin embargo, enfermedades, la contaminación, el blanqueo, la acidificación de los océanos, el aumento de la frecuencia de las tormentas y la sobrepesca están poniendo en riesgo su supervivencia. Y con ella también la vida de 43 millones de personas de 38 países, cuyos ingresos dependen directa o indirectamente del turismo o la pesca, recursos que se derivan de los arrecifes.

Las enfermedades de los corales y de las algas herbívoras han tenido un gran impacto en los arrecifes de coral del Caribe en las últimas décadas, incluyendo la enfermedad de la banda blanca, la enfermedad de la banda amarilla y extensos eventos de blanqueamiento que han hecho peligrar a especies de coral como el cuerno de alce o el cuerno de ciervo, presentes en los arrecifes caribeños.

La sobrepesca es probablemente la responsable de las alteraciones en los peces de estos arrecifes. La sobreexplotación de los peces herbívoros -que se alimentan de algas- aumenta la presencia de las algas que acaban perjudicando al coral.

El Gran Chaco Americano

Jaguar (Foto: Pixabay)

Con una superficie de 1.100.000 km2 en cuatro países sudamericanos -Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil- y con una población de 315.000 indígenas, el Chaco Americano es el segundo bosque más grande de América Latina después de la Amazonía. Pero desafortunadamente, también lidera los rankings de deforestación y pérdida de hábitat.

Según un informe de WWF (2021), esta ecorregión es una de las 24 más amenazadas del mundo a causa de la deforestación.

Según la Fundación Pro Yungas, las observaciones de los satélites Landsat indican que aproximadamente el 20% de este bosque -142.000 kilómetros cuadrados- se convirtió en tierras de cultivo o pastoreo entre 1985 y 2013.

De acuerdo a la ONG Guyra Paraguay, entre 2010 y 2018 más de 29.000 kilómetros cuadrados del Gran Chaco fueron deforestados, sobre todo en Argentina.

El cambio de suelo es la principal causa de pérdida de hábitat y fragmentación de los ecosistemas que afectan a animales como el jaguar, el tatú, osos hormigueros, tapires y otras 150 especies de mamíferos, 500 especies de aves y 3400 de plantas, cuyo refugio son estos inmensos bosques, en peligro, por la actividad humana.

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