Economía
Charla exclusiva

OVIS 21: "Un pastizal natural bien manejado tiene la capacidad de capturar carbono en enormes cantidades"

La empresa B nacida en la Patagonia busca promover la regeneración de tierras a gran escala a través de la ganadería. En esta entrevista con uno de los líderes de la empresa, Pablo Borrelli, profundiza sobre el método de manejo holístico que respeta los ciclos naturales y hasta recupera tierras degradadas.

Los tiempos se acortan y las acciones son decisivas. En plena negociación internacional en el marco de la Cop-26 de Glasgow, se labró un compromiso para reducir las emisiones mundiales de metano en un 30% para 2030. La propuesta fue del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y fue acompañada por una alianza de 103 países. El sector principalmente apuntado: la ganadería.

Mientras los Estados ambicionan, hay quienes vienen aprovechando la riqueza de los márgenes para hacer fértil el camino. Ovis 21, es una empresa B nacida en la Patagonia que busca promover la regeneración de tierras a gran escala a través de la ganadería, recuperando los procesos vitales de los ecosistemas con el herbívoro como principal herramienta. 

La ganadería tiene la opción de ser productiva, respetar los procesos naturales y regenerar tierras degradadas.

Bajo la inspiración del naturalista y ganadero Allan Savory quien propuso, a partir de sus experiencias y análisis en la sabana africana, el reconocido método del manejo holístico, Ovis 21 avanza en la región alzando la bandera de una ganadería que respete los ciclos naturales y que, incluso, haga uso de su capacidad innata de resolver grandes problemáticas ambientales como la desertificación de los suelos.

En una charla íntima con Carbono News, Pablo Borrelli, uno de los líderes más jóvenes de la empresa, reflexiona sobre este nuevo paradigma que revoluciona los campos del mundo.

¿En qué consiste la ganadería regenerativa?

Básicamente se trata de imitar a la naturaleza en el comportamiento y el vínculo que tienen los herbívoros con los pastos, con el suelo. Se trata de respetar una colusión que tiene millones de años y que tiene mucho que ver con manejar los animales como si fueran manadas silvestres tal como se ve en África, con los ñus, es decir, animales agrupados que pastorean y se mueven como una defensa ante predadores. Con la ganadería, el hombre domesticó los animales, sacó los predadores y dejó de respetar ese círculo virtuoso que tenían los animales con el pasto y con el suelo. En ese sentido, la ganadería regenerativa consiste en planificar esos procesos respetando dicha dinámica, que es mucho más sabia de lo que podemos pensar.

Asimismo, se le da los tiempos necesarios al pastizal para recuperarse y que tengan elementos del pastoreo, ya que son procesos interdependientes en su justa dosis. Por eso es clave observar e imitar a la naturaleza a través del manejo de los herbívoros domésticos.

El impacto que tiene la ganadería a nivel ambiental es enorme. ¿El problema es la actividad o el tipo modelo, es decir, el de cría y producción intensiva de animales?

En lo personal, creo que la ganadería tiene dos problemas. El primero es la propia ganadería en feedlot ya que tiene una huella de carbono muy grande que se sostiene por la producción de alimentos con uso de agroquímicos, fertilizantes que son comidos por los animales de corral de una manera completamente antinatural. A esto se le añade el problema de la emisión de metano que generan esos animales, gas que se libera en el rumen de los animales cuando están haciendo la digestión de los pastos que comen.

A la izquierda, suelos de una ganaderia regenerativa. A la derecha, suelos de una ganaderia tradicional.

En segundo lugar, y algo de lo que poco se habla, es la degradación de pastizales por mal manejo de la ganadería y obviamente, por la deforestación. Hay gente que decide voltear selvas para tener vacas o cultivar soja para tener vacas, lo que forma parte de la locura humana vinculada a la ganadería que tenemos hoy. El problema es cuando se le echa la culpa a la vaca y no a la persona que está tomando las decisiones con esa vaca, es decir, el rumiante como tal tiene un rol clave en la salud del ecosistema y ahí es donde nosotros hacemos la diferencia. Ahora bien, ese mismo animal que en un feedlot sufre y encima genera problemas.

Un pastizal natural bien manejado tiene la capacidad de capturar carbono en enormes cantidades. Cuando esos herbívoros están cumpliendo con su función ecológica, está bien que sea así y cuando uno le agrega a la cuenta la captura de carbono que sucede por la dinámica de estos herbívoros pastoreando y moviéndose, más que compensa la emisión de metano. Con lo cual se trata de devolverle a los herbívoros su rol natural y dejar de tomar decisiones que no tienen ningún sentido como llevarse puesto el Amazonas para tener vacas o encerrar los animales en un corral.

¿En qué escenario está la Argentina teniendo en cuenta su dependencia al modelo ganadero?

A nivel país, tenemos una agricultura muy tecnificada, somos de los mejores en el mundo en ese sentido. Sin embargo, creemos que no va a ser la agricultura del futuro. Es decir, hoy somos muy buenos en aplicar tecnologías, en un uso muy eficiente del fertilizante pero creemos que el futuro de la producción de alimentos en el mundo tiene que ver más con la regeneración, con respetar los procesos del ecosistema, con producir imitando a la naturaleza y no yendo en contra de ella.

En ese sentido, lo que hay es un movimiento de base, es decir, de productores, que es cada vez más grande, del cual nosotros formamos parte, pero que sigue siendo algo muy chico en relación al desafío que tenemos. Por decirte, nosotros estamos trabajando con una comunidad de gente que ha pasado por nuestras capacitaciones o ha recibido asistencia técnica, que ronda, después de diez años, el millón y medio de hectáreas, lo que representa el 1% de la superficie agrícola ganadera del país. Nosotros debemos ser el movimiento más grande en Latinoamérica, fácil. 

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El tamaño del desafío es enorme y no estamos yendo lo suficientemente rápido. Obviamente, lo que ves hoy no tiene nada que ver con lo que vamos a ver en cinco años si esto toma esa velocidad que necesitamos. Pero bueno, todavía falta mucho, pero nos entusiasma este movimiento de base que viene de los productores, que no está empujado por instituciones ni por gobiernos: en la medida en que ese movimiento de base sea lo suficientemente grande, la gente en las ciudades comprenda la necesidad de esto también y empiece a hacer presión, creo que se van a empezar a sumar instituciones, gobiernos y ahí la cosa va a ir mucho más rápido. 

¿Cómo podrías resumir el recorrido de Ovis 21?

Ovis es una empresa B, nace siendo B, no es que tuvo que arreglar su modelo de negocios, fue así desde sus inicios y fue una de las primeras empresas B de Sudamérica. La crean mi viejo y su socio, Ricardo Fenton. Mi papá estudia Ingeniería Agronómica en Balcarce y se obsesiona con la desertificación, que es generar desiertos por un mal manejo ganadero general y, en Patagonia, es un problema terminal, es una cosa impresionante, es muy silencioso y no genera tantas noticias como ver prender fuego el Amazonas, pero son millones de hectáreas que todos los años se acercan más al Sahara y se alejan de un pastizal.

Esto tema obsesionó a mi viejo hasta que en el 2003 se juntan con Ricardo Fenton a fundar una empresa que tenía dos líneas: cómo mejorar la rentabilidad de los productores ovinos, a través de seleccionar mejores animales, que dieran mejores corderos, mejor lana y, la otra línea es la que traía mi papá que era el manejo de pastizales, es decir, cómo trabajar con los productores para que, a través de un manejo de ese pastizal, se redujera la desertificación.

En aquel entonces, lo que había era la escuela convencional del manejo de pastizales que planteaba que si había una degradación, el problema era la cantidad de animales, entonces, en los inicios de Ovis, y ya mi viejo venía con esto desde el INTA, a un productor que veía que el campo estaba mal, le decían, por ejemplo, reducí la cantidad de ovejas. 

Pasaban 10 años de reducir la cantidad de ovejas y el campo no mejoraba, hasta que en el 2008 deciden probar las ideas de Allan Savory sobre el manejo holístico, la regeneración, incorporando en las decisiones del campo un montón de variables, entre ellas, el movimiento de los animales respetando pulsos de pastoreo y descanso. 

Entonces, la variable importante dejaba de ser la cantidad de animales que había en el campo, que sigue siendo una variable importante, pero no la única, si no de observar algo más dinámico, preguntándose ¿qué hacen esos animales en el campo? ¿cuánto tiempo pastorean? ¿cuánto tiempo se mueven? Entonces, empezaron a planificar eso y al primer año que hicieron un manejo con estos principios, el campo explota de pasto, vuelven especies que pensaron que habían desparecido. Desde entonces empieza todo un proceso de aprender. 

Durante cuatro años un australiano va a la Patagonia a formar el primer grupo de personas. Porque todo esto es, le decimos jugo de cerebros, tiene que ver con toma de decisiones, no tiene que ver con infraestructuras, ni con herramientas, ni con una súper máquina, es cómo nosotros como predador, si querés, decidimos sobre los herbívoros que están en ese predio. En esos cuatro años de aprendizaje, Ovis toma la bandera de la ganadería regenerativa en la región y fue creciendo, primero en Patagonia, después con la incorporación mía y de mi hermano en el 2016, empieza también a tener mucha influencia por fuera de Patagonia. 

Al día de hoy que estamos con 15 nodos en toda la Argentina, de empresas independientes que son multiplicadores de la asistencia técnica, la educación de productores, en todo el país y también hemos sido incubadores de nodos en otros países como España, Chile, Uruguay. Hemos ido a entrenar gente ahí y a dejar las capacidades para que ahí también se inicie todo este movimiento. Hoy estamos replicando todos nuestros aprendizajes a la mayor velocidad posible, porque nos interesa que esto crezca lo más rápido que se pueda.

¿Hacia dónde quiere ir Ovis 21? O ¿cómo se imaginan de acá a unos años?

Ovis va hacia el gerenciar una red descentralizada de técnicos y empresas que asesoran y acompañan productores en terreno por lo que la idea es ir creciendo en la cantidad de nodos. Hoy tenemos 15, queremos llegar a 40 nodos en cinco años.

Después está la parte de educación, está la escuela de regeneración. En Argentina, hay 200 mil productores agropecuarios por lo que el desafío consiste en preguntarse cómo podemos brindar mayor educación, bajar los costos de nuestro modelo educativo también, cómo nos apalancamos en la virtualidad y presencialidad. Y la tercera pata, que es en la que estoy trabajando yo, es pensar cómo pagamos a los productores por sus resultados ambientales y, en ese sentido, estamos trabajando muy fuerte en la línea de carbono, es decir, los productores que empiezan a regenerar la tierra empiezan a capturar carbono atmosférico, generan materia orgánica que casi el 60% de eso es carbono.

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¿Cómo se convence a los grandes productores o a las grandes corporaciones que controlan el mercado ganadero?

Es buena pregunta porque nosotros mucho tiempo nos chocamos contra esa pared, es decir, de querer ir arriba, a la institución y querer convencerlos. A veces por más convencida que esté la persona que toma decisiones, si no tiene, desde abajo, desde las bases, desde lo técnico, una presión por generar ese cambio, no va a cambiar. 

Lo que nos hemos dado cuenta, y Allan Savory también lo dice mucho, es lo que cambia primero es la base, la opinión pública, las personas. Una vez que tenés una masa grande, crítica, que está empujando esto, para esa persona que está arriba o es una presión y no puede hacerse el tonto o se apalanca en esas bases que ya lo están apoyando para hacer el cambio. Entonces, lo que vemos es que lo mejor que podemos hacer es seguir empujando fuerte a las bases, a los productores que se convencen con esto, a los técnicos que encuentran trabajo haciendo esto y cuando ese movimiento tome el tamaño que tiene que tener, lo otro va a ser mucho más fácil. Si no, el gasto de energía en querer convencer a una institución es enormemente grande y no tiene resultado.

En resumen, ¿por qué es una alternativa la ganadería regenerativa?

Por su impacto económico, ambiental y social. En lo económico, permite maximizar la transformación de la energía solar en alimentos y fibra, que es nuestro sustento para vivir, es decir, yendo a un planeta que va a tener 10 mil millones de habitantes, nos permite de una manera gratuita transformar energía en pasto, pasto en alimentos. Para el productor es más negocio y eso significa más trabajo en los pueblos, más trabajo en las industrias.

Por el lado social, permite un arraigo en el campo, permite que campos que hoy están degradados, que producen cada vez menos, puedan repatriar a su gente o atraer a nuevos pobladores. Y, finalmente, en lo ambiental, la ganadería regenerativa permite convertir a los pastizales en "bombas de carbono", que secuestran toneladas de CO2 atmosférico, lo que coloca a los productores como parte de la solución al cambio climático. El carbono, en el suelo, permite suelos más fértiles, permite mejorar la infiltración de agua, incrementa la biodiversidad de ese predio, con lo cual estamos yendo a la causa raíz de muchos de los problemas que vemos hoy en la superficie. Así que estamos atendiendo un montón de problemas al mismo tiempo y es lo que a nosotros más nos entusiasma. Estamos yendo al fondo de la problemática que tiene que ver con la salud de la tierra.

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