Contaminación sonora en la Ciudad de Buenos Aires: qué se hizo y qué queda por hacer para reducirla
En contacto con Carbono News, la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad (APrA) contó cuáles son los corredores viales más afectados y las posibles soluciones que buscan aplicar en un futuro post pandémico.
El último miércoles de cada abril se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, una campaña global que explica las molestias y los daños que generan los ruidos, que afectan tanto la salud física como psicológica. La contaminación acústica de los grandes centros urbanos es uno de los problemas principales para la ciudadanía. A pesar de su baja durante la pandemia, en la Ciudad de Buenos Aires es un problema que aún está lejos de encontrar la solución, pero con varios avances.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera que 85 decibeles (dB) durante unas ocho horas es el nivel máximo de exposición sin riesgos. "El espacio de tiempo máximo admisible disminuye a medida que aumenta la intensidad del sonido. Por tanto, un ruido que alcance los 100 dB -el nivel producido por un tren subterráneo- únicamente se puede escuchar sin riesgo durante 15 minutos al día", informa la Organización.
El tráfico vehicular ligero ronda los 50 dB, pero cuando es muy intenso supera los 80 dB. Cuando el ruido deja de ser una molestia y se vuelve doloroso es porque está cerca de 120 dB o más, como el despegue de una avión a reacción (alrededor de 150 dB).
Mientras, en la Ciudad de Buenos Aires, el máximo permitido de ruido es de 80 dB de día, y 75 dB de noche, aunque en algunas zonas el número es inferior, ya que depende de en qué Áreas de Sensibilidad Acústica en el Ambiente Exterior (ASAE) se encuentre.
Sin embargo, estos límites son excedidos. "Se superan de forma esporádica en algunos corredores viales de la ciudad y en algunos horarios. Los casos puntuales de contaminación acústica hoy se encuentran en alza respecto de períodos anteriores", comunicó a Carbono News la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad (APrA).
También aumentaron las denuncias de los vecinos por ruidos molestos que se reciben anualmente. "Al comparar los períodos 2018-2019 se observa un incremento porcentual del orden del 17%. Este porcentaje surge a partir de un total de denuncias de 5523 en el 2018 y de un número global de 6459 para el año siguiente", agregó la APrA.
Desde 2018, la CABA cuenta con un "Mapa de Ruido" interactivo de acceso libre que representa las emisiones sonoras producidas por las fuentes móviles, es decir, automotores y ferrocarriles. Este mapa, con sus variantes de Período diurno y Período nocturno, fue desarrollado a partir de la Ley 1540 sobre el "Control de la Contaminación Acústica en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires" que tiene como fin prevenir, controlar y corregir la contaminación acústica que afecta tanto a la salud de las personas como al medio ambiente.
Por ley, según explicó el ente gubernamental, el mapa debe renovarse cada cinco años, por eso ahora los valores que representa son de 2018.
Ciudad de la furia y el ruido
Según el Gobierno porteño, los lugares de la Ciudad con más contaminación sonora son: Av. 9 de Julio, Belgrano, Av. de Mayo, Av. Rivadavia, Av. Corrientes, Av. Córdoba, Av. Santa Fe, Av. Paseo Colón, Av. Ingeniero Huergo, Av. Entre Ríos/Av. Callao, Av. Pueyrredón/Av. Jujuy, Av. General Paz, Av. Lugones, Av. Cantilo y Autopista 25 de Mayo.
"En la actualidad el ruido de tránsito rodado vehicular (autos y trenes) representa en la mayoría de las grandes metrópolis la principal fuente de ruido. Además del ruido de tránsito rodado, existen fuentes sonoras de diversos orígenes como las obras en construcción, establecimientos industriales, entre otros", sostuvo la APrA.
Y agregó: "El transporte colectivo (autobuses, trenes, traffics, subtes) es responsable del 60% de los viajes diarios, el transporte individual capta el 31% mientras que el 9% restante corresponde al desplazamiento de a pie. Es decir, en una gran ciudad, el ruido ocasionado por las fuentes móviles, desde una perspectiva global, predomina por sobre aquel originado por las fuentes fijas, como industrias".
Durante el 2020, producto del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, la Ciudad de Buenos Aires exhibió "una realidad sonora excepcional, nunca vista antes, que fue evolucionando conforme varió la cantidad de vehículos en tránsito", contaron desde la entidad oficial. Sin embargo, los problemas de fondo siguen estando.
Lo que se hizo hasta ahora en favor del ambiente y la salud humana
"Durante los últimos años, se han aplicado soluciones particulares en casos de estudios concretos con resultados aceptables", dijeron desde APrA.
Las medidas que ya se tomaron son:
Intervención Acústica en los Viaductos Carranza y Libertador, aplicando paneles con material fonoabsorbente en las paredes interiores de los túneles, observando reducciones de hasta 3,9 dB durante el día y hasta 4,6 dB durante la noche.
Repavimentación de las Av. Alberdi y Triunvirato, ambas tenían empedrado que es más ruidoso cuando pasan los vehículos. En la primera se obtuvieron reducciones del orden de los 7 dB en período diurno y de los 4 dB en período nocturno. En la segunda se utilizaron mezclas asfálticas tradicionales.
Repavimentación con Asfalto Fonoabsorbente en Av. Vélez Sarsfield. Se obtuvieron reducciones de ruido de 2,1 dBA tanto para el período diurno como para el nocturno.
Restricción vehicular en zona céntrica y zona Tribunales.
Plan prioridad peatón: peatonalización del microcentro.
Implementación de metrobuses sobre avenidas principales, quitando el transporte público de las calles aledañas.
Creación de un listado con las "zonas calmas libres de pirotecnia" (áreas que comprenden un radio de 100 metros de distancia de las Reservas Ecológicas como la Costanera Sur y Lago Lugano; el Ecoparque de Buenos Aires y hospitales), donde se prohíbe el uso de pirotecnia con efecto audible.
Para APrA, la influencia de las "ecobicis" sobre el nivel de ruido ambiental es "indudable, a la vez que desalienta el empleo de vehículos particulares y que reduce el número de ciudadanos que utilizan el transporte público". Pero aclaran: "No obstante ello, para alcanzar importantes reducciones sonoras, se requiere mayor uso de este medio de transporte".
Lo que queda por hacer
La APrA trabaja en el desarrollo de un Plan de Acción Integral que contempla una serie de medidas de corto, mediano y largo plazo a aplicarse en toda la Ciudad. No obstante, aún el Plan no está definido ni hay plazos que estipulen en cuánto tiempo se concretará.
Algunas de esas futuras líneas de trabajo, según APrA, son:
Desarrollar y ejecutar campañas de concientización sobre la contaminación sonora, priorizando su alcance en lugares de mayor criticidad.
Implementar la ejecución de asfalto fonoabsorbente en las principales avenidas.
Promover la renovación del parque automotor de transporte público.
Favorecer la instalación de barreras acústicas en situaciones urbanas puntuales (viaductos, autopistas, etc) como así también en zonas ferroviarias.
Elaborar estándares de calidad acústica (ECAs) para lograr progresivamente mejorar el entorno acústico de la Ciudad.
Delimitar las zonas de situación acústica especial (ZSAE), que deberán ser priorizadas en la planificación y la ejecución de medidas de mitigación del ruido.
Aplicar una encuesta sobre la problemática del ruido urbano (perspectiva subjetiva) y analizar su correlación con los resultados objetivos.
Analizar la evolución temporal del contaminante sonoro en CABA.
Participar en el análisis de las trazas de transporte público.
Desde la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad dicen que el Plan está en suspenso por el COVID-19. "Por la pandemia, esta planificación se retrasó porque estamos enfocados en esta problemática mucho más grande. Todos los recursos están abocados a frenar la pandemia", sostuvieron.