Día Mundial del Ambiente: la ONU conmemora esta fecha desde hace medio siglo, pero la crisis climática no cesa, ¿cuál es el rol de este organismo internacional?
Entre luchas colectivas memorables y el greenwashing de varios gobiernos y empresas, este día ofrece una excusa para hablar de quienes tienen realmente el poder de salir de la crisis moral que supone el denominado "colapso ambiental".
"Mantener la paz", "fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos", "realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario" y "servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos comunes" son algunos de los objetivos que señala la Carta de las Naciones Unidas sobre su misión. Sin embargo, lo que a priori parece imposible y que, de hecho, lo es, en un sentido literal, resulta aún más difícil de alcanzar cuando los años pasan y, lo que un día fue histórico, parece volverse una efemérides más al servicio del greenwashing: el Día Mundial del Ambiente cumple hoy su aniversario número 50.
Mientras los informes del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) muestran el trabajo incansable y el profesionalismo de las personas de ciencia que integran esos espacios, no todas las decisiones de este organismo siguen este razonamiento para frenar la crisis climática.
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Como el ambiente es transversal a todos los temas del conjunto de la sociedad, va de la mano con los -cada vez más de moda- Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que se encuentran "el fin de la pobreza" y el "hambre cero". Los ODS, están presentes dentro de la famosa Agenda 2030 la que, aunque teóricamente es muy humanitaria, para la mayoría de los gobiernos
no estaría sirviendo como guía.
¿Cuál es la influencia real de la ONU o cuánta influencia debería tener en los asuntos políticos a nivel internacional?
Entre las contradicciones y errores de esta organización se encuentran:
Tratamiento de los Derechos Humanos:
Genocidio en Ruanda: la "neutralidad" de la organización no ayudó para defender a los civiles. La cantidad de ayuda humanitaria que envía y el nivel de intervención suelen ser proporcionales al interés de los países que integran el Consejo de Seguridad.
En 2015, el Consejo de Derechos Humanos rechazó las peticiones para establecer una comisión para investigar violaciones de derechos en Yemen.
Uso desproporcionado de la fuerza y otros abusos cometidos por las tropas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas: organizaciones como Amnistía criticaron fuertemente a la ONU por su accionar en distintas zonas de guerra. En 2005, en la República Democrática del Congo, sus fuerzas de mantenimiento de la paz fueron culpables de violación, entre otros delitos.
También hubo fuertes críticas al accionar de estas tropas en la guerra civil en Sri Lanka.
Epidemia de cólera en Haití en 2010: acusaron a las tropas de la ONU con el desembarco de esta enfermedad que generó más de 10.000 muertes
Acusaciones de corrupción por su programa de petróleo por alimentos en Irak, con desviación de fondos a cuentas privadas.
Falta de protección a refugiados: La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 obliga a los países a ofrecer asilo a quienes huyan de la guerra y la persecución; pero la cantidad de refugiados en el mundo está en aumento y la ONU no logra que los Estados respeten la Convención que firmaron.
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Ineficiencia del Consejo de Seguridad: con su poder de veto respaldan a uno u otro bando en guerras o dominios de tierras, como es el caso de las Islas Malvinas.
Lucha contra el hambre y la malnutrición: en 2021, se hizo una Cumbre de los Sistemas Alimentarios de Naciones Unidas para establecer los lineamientos internacionales para los próximos años. Sin embargo, el encuentro estuvo liderado por la Alianza para la Revolución Verde en África (AGRA), una entidad del agronegocio transgénico que no consiguió paliar el hambre en ese continente. Miles de organizaciones de la sociedad civil y funcionarios de la propia ONU denunciaron que responde a intereses de empresas multinacionales, en especial a las de insumos químicos y tecnológicos para el agronegocio. AGRA es una institución creada por la Fundación Bill y Melinda Gates y por la Fundación Rockefeller. "Fue lanzada en 2006 con los objetivos de duplicar el rendimiento de la producción agrícola, y por lo tanto incrementar en la misma medida los ingresos de 30 millones de pequeños productores, y reducir a la mitad el hambre y la pobreza en 20 países africanos. Pasados 15 años, y pese a una millonaria inversión tanto pública como privada, eso no sucedió. Por el contrario, AGRA se ocupó de ejercer influencia sobre los gobiernos de países como Nigeria, Uganda, Kenya o Tanzania en favor de empresas multinacionales", destacan en Agencia Tierra Viva. El informe "Falsas promesas: La Alianza para la Revolución Verde en África", publicado en julio de 2020 por organizaciones de Mali, Kenia, Tanzania y Zambia junto a otras de Alemania, señala que AGRA recibió mil millones de dólares de la Fundación Bill y Melinda Gates, pero también de los gobiernos de Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania, de quienes, además, recibió apoyo político, así como de Ghana y Zambia, entre otros. "Las corporaciones internacionales, como la empresa de fertilizantes Yara -que también es socia de AGRA-, son los principales beneficiarios", afirma.
Naciones ¿Unidas?
Los años pasan y las conferencias por el clima continúan sumando dígitos a sus aniversarios. La próxima (número 28) será en Emiratos Árabes, un país profundamente petrolero sin muchos ánimos de cambiar de rumbo energético.
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El 5 de junio de 1973 se realizó la primera celebración mundial del Día del Ambiente, pero su fecha se originó un año antes, en 1972, cuando la ONU designó el día de la conmemoración. Fue en la primera jornada de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano en Estocolmo (Suecia).
En 2015, se firmó el Acuerdo de París y esto sucedió gracias a que los dos grandes contaminadores mundiales, China y Estados Unidos, acordaron.
La ONU es una herramienta para conseguir muchos cambios, y como tal, no siempre funciona. Fue fundada en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial por los ganadores (si es que alguien gana en las guerras) junto a 51 países que se comprometieron a "mantener la paz y la seguridad internacional". Y como el Consejo de Seguridad tiene mayor poder de decisión que el resto, no podría decirse que es democrática, en un sentido literal, ya que nadie los eligió ni los reelige. Es una realidad inobjetable: la ONU puede encontrar soluciones mundiales solo cuando se lo permiten los países más poderosos.
De pronto, irrumpen esos informes del IPCC que muestran esta realidad tan evidente, pero con números y en papeles membretados que tanto exige la ciencia moderna y gran parte de la sociedad. Y, de nuevo, los citamos. Porque decir que algo es afirmado por las Naciones Unidas no es una broma, ni siquiera para el más escéptico (o quizás sí lo sea para las teorías conspiranoicas).
Enrique Maurtua Konstantinidis participa activamente de las negociaciones internacionales desde hace 20 años y, en contacto con Carbono.News, dijo: "Este espacio de las Naciones Unidas y todo el multilateralismo, las negociaciones y la cooperación internacional tienen un impacto muy grande, definen cómo funciona el mundo alrededor de muchas cuestiones. Es un espacio importante. Lamentablemente en este caso de crisis climática, como funciona todo por consenso, es muy difícil coincidir. Pero, más allá de esto, gracias al multilateralismo y a la sociedad que participa en estos ámbitos, se ha logrado establecer una agenda sobre estos temas y avanzar con políticas que luego se aplican a los países".
La ONU no es independiente de los mayores poderes económicos del mundo. Si lo fuera, ¿podría seguir existiendo con esta plataforma tan difundida? No tiene el poder de obligar a ningún Estado a que cumpla sus promesas y obligaciones, por más gente buena que haya ahí dentro. Pero, tal vez, en esas grietas del monstruo y con la voluntad de los pueblos, la historia pueda cambiar. No sería la primera vez que cae un imperio y nace una revolución. Que sea la revolución del amor y de lo posible.