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Cierre de comicios en Estados Unidos: la "secta" de Donald Trump

A dos días de las elecciones, los mitines del presidente son cada vez más similares a actos religiosos.

El periódico español La Vanguardia contrató al periodista inglés John Carlin para que cubriera el cierre de la campaña presidencial republicana en Lancaster, Pensilvania. Muchos analistas coinciden que el candidato que gane ese Estado de la Unión, con una población de casi 13 millones, será el futuro presidente de Estados Unidos.

En su trabajo, el prestigioso reportero sintetiza lo vivido de la siguiente manera: "Todo se reduce a Trump". El magnate se ha devorado al conservadorismo. 

Ya no hay banderas, ni gorras, ni camisetas, ni carteles partidarios. En las barrigas y en los pechos de los señores y señoras que lo idolatran se lee: "God, guns and Trump" (Dios, armas y Trump).

Nadie más habla. Solo él.

Apenas uno de cada diez de los 15.000 asistentes al mitín lleva mascarilla. Casi nadie respeta la distancia social recomendada en el país con más casos de Covid-19 del mundo.

El magnate neoyorquino sube al podio acompañado de la mítica canción "Macho Man", de Village People. La multitud enloquece y grita por "¡cuatro años más!".

El propio Donald sostiene en público que su victoria electoral en el 2016 "fue uno de los grandes momentos de la historia del mundo".

Carlin describe con crudeza lo que sintió durante su breve estadía en Lancaster.

"Lo que estuve presenciando fue un acto religioso. Una secta ante su mesías. Sus enemigos son por definición unos demonios. Trump hace una breve pausa en su discurso, y en una gran pantalla detrás de él aparecen imágenes de su rival demócrata, Joseph Biden. Los fieles se ríen, abuchean, como niños cuando aparece la bruja en un teatro de marionetas".

El maniqueísmo del millonario y su idea de encerrar a la principal súper potencia mundial tras una sucesión de muros es casi infantil. Su idea medieval para protegerse del resto de la humanidad fue hecha trizas al menos dos veces en los últimos doce años.

En 2008, la crisis global derivada de las tóxicas hipotecas subprimes de Estados Unidos hizo colapsar casi por completo al andamiaje económico de los cinco continentes.

En el último año, la pandemia desatada por el coronavirus, engendrado en China, destruyó la economía planetaria durante varios meses.

Pensar que la población norteamericana no se verá afectada por el efecto invernadero es un nuevo gran error de Trump. Su negacionismo climático alimenta una irremediable futura derrota.

En Donald todo se reduce a la propia voluntad. "Tenemos espíritu y entusiasmo y esto es lo único importante," declaró en Pensilvania.

Se mofó de Biden, al que llamó "Sleepy Joe" o "Joe el dormilón". Sin embargo, en el cierre de los demócratas hubo una actitud muy distinta a la de sus rivales: se mantuvo la separación física y todos usaron barbijos para protegerse de posibles contagios.

En 2016, Trump logró que 63 millones de compatriotas lo votaran esgrimiendo propuestas nacionalistas a ultranza. En 2020, directamente giró hacia el Medioevo, la demagogia y el populismo.

¿Por qué Biden se muestra menos que Trump?

De acuerdo al comando electoral "azul", que nuclea a celebridades políticas como Barack Obama y Bill Clinton, "hay que dejar que Trump se mate solo. Hay que dejarlo hablar para que la gente se espante".

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