Economía
Entrevista

Joan Melé: "Nunca ha sido tan fácil manipular a una población como ahora"

El conferencista catalán, presidente de la Fundación Dinero y Consciencia, cuestiona la demagogia de los bancos al hablar de sustentabilidad. Critica a la humanidad por "estar dormida". Cuestiona el concepto de deuda, las criptomonedas y apela a la educación y a la banca ética para salir de la crisis humana.

Presidente de la Fundación Dinero y Conciencia, Conferenciante, Consultor y formador en valores. Con más de 40 años de experiencia profesional en el sector de la banca, Joan Anoni Melé, ha sido subdirector general de Triodos Bank en España, miembro de su Comité Ejecutivo y vicepresidente de la Fundación Triodos. En enero de 2015 renunció a su cargo para promover la Banca Ética por América Latina y dedicarse a su labor divulgativa sobre temas de economía consciente, empresas sostenibles y educación en valores.

Colabora en cursos y seminarios en prestigiosas universidades, escuelas de negocios e instituciones en España y Latinoamérica. Es autor de libros tales como Dinero y conciencia, La Economía explicada a los jóvenes, Lo que nos queda por vivir y Seres humanos o marionetas Vol 1.

En tiempos de incertidumbre, el catalán llama a la reflexión profunda a través de un diálogo exclusivo con Carbono News: la estafa del greenwashing, la demagogia de los bancos al hablar de sustentabilidad, la desconfianza en las criptomonedas y la manipulación del ser humano, son algunos de los conceptos que abordó.

El conferencista catalán cuestiona duramente el rol de los bancos en términos de sustentabilidad (Foto: Prensa Joan Melé)

-¿Cómo describiría el contexto actual? ¿Estamos ante un punto de inflexión en la historia de la humanidad?

-Si algo define este tiempo que vivimos y el que va a venir es la incertidumbre. Aquellas épocas en las que podíamos planificar han quedado atrás. Por tanto, frente a esto hay dos opciones: prepararnos para adaptarnos a lo que viene o crear un camino propio que pensemos como correcto. Esto último es lo que estamos haciendo con la Banca Ética.

-El siglo XX ha sido un siglo de despropósitos. Por un lado, avanzando muchísimo en ciencia, tecnología y descubrimientos, por el otro, una destrucción continua de la tierra, de las relaciones sociales. Hablamos del problema del medio amiente, de las migraciones, de la desigualdad económica de forma separada cuando, en verdad, son parte de un problema común que es el arrebato de la dignidad al ser humano.

-Para situar a la dignidad humana podemos decir que es la aspiración del ser humano a la libertad y, digo aspirar, porque sé que no somos libres. Si no buscamos la libertad como un propósito de vida, seguirán manipulándonos continuamente a través del miedo, la mentira y el poder. Por otro lado, se está dejando de lado que somos seres de amor, no me refiero al amor sentimental, sino a que el ser humano siempre ha dado lo mejor de sí mismo para los demás. Y este mundo no está peor porque hay mucha gente que se dedica a cuidar a lo demás de manera anónima. Por tanto, la búsqueda de la libertad y el amor deberían ser dos de los pilares de esa nueva sociedad humana junto a una tercera: la capacidad de crear. A esta última la hemos visto, a lo largo de toda la historia de la humanidad, por medio del arte, sin embargo, en lo social y en lo económico, seguimos comportándonos como animales asustados, no como seres humanos creadores.

-¿Qué rol ocupa la Banca Ética en este escenario?

-Frente al mundo actual solo hay una salida: recuperar la dignidad humana, es decir, no podemos ni debemos adaptarnos a las circunstancias, a la incertidumbre. En este sentido, la Banca Ética es mucho más que crear un banco, es mostrar un ejemplo de dignidad humana, de cómo en la economía se puede utilizar el dinero respetando la dignidad humana, la tierra y poniendo en la escala de valores lo que tendría que haber sido siempre: el ser humano y la tierra por delante del dinero.

-Con la Banca Ética estamos aglutinando gente, creando alianzas, yendo más allá de crear o no un banco. Juntos trabajamos para crear una tendencia en el mundo no para adaptarnos a las tendencias que nos venden otros.

-Es un momento difícil, un momento de aquellos en que se produce una bifurcación en el camino y donde cada uno decide donde quiere estar. Nos estamos jugando el futuro y, en ese sentido, la Banca Ética ha tomado las riendas de decir dónde quiere estar y cómo lo quiere hacer.

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-Hay una disyuntiva entre el greenwashing y los cambios reales o profundos: ¿hacia dónde cree que se inclina el mundo?

Se ha desarrollado un tipo de inteligencia perversa de utilizar verdades para mentir. Por ejemplo, ahora, muchos bancos y entidades financieras informan cuantos millones de inversiones han hecho en impacto positivo, publican las cifras que en el mejor de los casos llega a 1%, pero no cuentan el 99% del impacto negativo que están generando.

-No hay voluntad de cambio. La sensación que tengo es que hay gente enferma psíquica y espiritualmente, es decir, con una ceguera absoluta obsesionada con el crecimiento, la maximización de los beneficios y, al mismo tiempo, acoplándose a temas que generan sensibilidad social como la sustentabilidad. Si ves publicidades de los bancos, todos tienen valores, todos son sustentables, porque se dan cuenta que es lo que quiere la gente y adaptan sus discursos en consecuencia.

-Pero también quiero ser crítico con nosotros mismos: nunca ha sido tan fácil manipular a una población como ahora. Si Goebbels levantara la cabeza diría ¡que fácil que es para la humanidad manipular ahora!

-¿Cómo revertimos esta falta de pensamiento crítico?

-Lo fundamental es educar, pero no enseñar matemáticas, física, y gramática sino enseñarle a la gente a tener criterio propio, a pensar por sí mismos, a tener capacidad para decidir. Tenemos una educación masificada dedicada a que salgan ingenieros, arquitectos, médicos y técnicos, pero no gente que piense. Por eso se han arrinconado a las humanidades, a la filosofía, a la historia del arte, es decir, se las ha apartado con el pretexto de que ya no son prácticas. Estamos inmersos en una sociedad robotizada, pendiente siempre de una pantalla en donde solo con un dedo el mundo viene a ti y no tienes que hacer nada. Hay una parálisis de la voluntad y una manipulación para impartir una educación especializada que evite que la gente piense por sí misma. Por eso es tan fácil luego para los bancos salir y decir somos los más sustentables del mundo.

-Por otro lado, insisto: no podemos separar lo medioambiental de lo social, hay un problema humano existencial. No soy pesimista, ni optimista: sé que podemos salir de todo esto solo si nos volvemos a educar, si queremos ser seres humanos y no marionetas que nos manipulan fácilmente porque cuando te inoculan el virus del miedo, el ser humano empieza a actuar como un animal asustado que solo lucha por sobrevivir. Hoy la gente sólo busca sobrevivir, perpetuando la supervivencia como los animales y renunciando a lo que nos ha caracterizado: la creatividad.

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-En la Cumbre de las Américas, se planteó como Región, previo a la COP26, el canje de deuda por acción climática y la reformulación de la arquitectura financiera global, ¿cree que son herramientas positivas para caminar hacia una transformación profunda?

-No he leído el informe. Sin embargo, cuando hablamos de deuda, si nos remontáramos al pasado, la pregunta sería: ¿quién debe a quién?, ¿de dónde procede la riqueza de Europa y de Estados Unidos? Lo que sucede es que hemos perdido la memoria histórica. Recuerdo cuando Grecia estaba en una situación grave y le recordaban la deuda países como Inglaterra o Francia y mi pregunta era: ¿de dónde ha salido todo lo que está en el Museo Británico o en Louvre de París? Todo ha salido de lo que se le ha expoliado a Grecia y a Egipto, por citar un ejemplo pequeño...

-Si habláramos de deuda con honestidad, no creo que se tenga que saldar una deuda a causa del cambio climático, el verdadero discurso debería ser la deuda condonada en parte importante reconociendo la deuda antigua, es decir, todo lo que ha sido el expolio europeo de recursos naturales, mineros, de Latinoamérica a lo largo de siglos.

-Me parece bien lo que proponen pero debería ser con un trasfondo más humano, es decir, debatiendo cómo nos reunimos los países para que el mundo esté sano. Porque esto de contabilizar deuda es una farsa: la emisión de moneda de los países depende de entidades privadas. En Estados Unidos, cada vez que algún presidente ha intentado hablar de que el emisor de moneda ya no sea la reserva federal sino el propio Estado, se han cargado presidentes de turno. O sea, hay tantas cosas detrás que es difícil hablar y que no quede teórico, pero creo que es un momento de sentarse, dialogar de la deuda, de los recursos. Latinoamérica tiene tres de las reservas de agua más importantes del mundo.

-¿Es escéptico del sistema político?

-En algún momento me gustaría ver que los políticos dejan de ser representantes de sus partidos políticos y como seres humanos se sientan en una mesa y debaten cómo arreglamos esto. Pero, de momento, los políticos sirven a su partido, los partidos miran solo por su país y, en un momento donde el mundo se ha globalizado, mirar solo lo propio es un error tan grande como si ahora mismo se me estuviera gangrenando un pie y yo dijera bueno lo siento, pero es un pie a mi no me interesa: ¡pero el pie eres tú! Todavía no nos damos cuenta que cuando un país del mundo está sufriendo nosotros somos la tierra, somos el mundo. Tarde o temprano ese sufrimiento nos llegará. No nos damos cuenta que estamos unidos y lo que no hagamos por amor, lo pagaremos con dolor. Creo que hay que ir más lejos de lo político y hablar de lo esencialmente humano o plenamente humano.

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-Recién hacía referencia a la moneda, ¿cuál es su opinión del auge de las criptomonedas? ¿puede generar algún cambio global?

-Si no cambia la conciencia del individuo por mucho que cambies la moneda, seguiremos igual. Hay gente que pide volver a la época del truque pero se olvida que, en aquella época, había gente que explotaba a los demás. El problema no es la moneda sino la conciencia con la que las usamos. 

-Ahora bien, a mí la palabra cripto no me gusta, yo siempre hablo de transpa. Detrás de la criptomoneda está el dinero de la droga, la prostitución, tráfico de armas. Fíjate como mucha gente está seducida por las criptomonedas porque se está vendiendo como que puedes ganar mucho dinero sin hacer nada. A mí cuando me dicen que puedo ganar dinero sin hacer nada digo no me interesa, no quiero ganar dinero sin hacer nada. Y si te redoblan diciendo ¡pues lo ganarás muy rápido", contesto: peor, no quiero ganar dinero rápido porque llevo más de 40 años en el mundo del dinero y sé que no existe. Si yo gano dinero sin hacer nada, otros lo pierden rápido o lo pagan caro. Cuando compras un vestido muy barato alguien trabaja como un esclavo para producirlo. Esto es lo que tenemos que entender: la economía es las relaciones entre seres humanos.

-La pregunta que hago siempre es: ¿a quién sirve tu dinero? Si no hay transparencia radical, no puedes entrar ahí. Sí que tenemos que buscar nuevos modelos económicos, pero no creo que el problema sea la moneda, sino que nosotros no queremos hacer un uso consciente. Hoy tenemos oportunidades para cambiar el mundo: el comercio justo, la Banca Ética, las empresas B, empresas que quieren ser responsables.

-En definitiva, las monedas no cambiarán el mundo, nuestra conciencia cambiará el mundo haciendo un uso consciente, una compra consciente. Esto no es cómodo ni corto, el cambio será incomodo, requerirá de esfuerzo, sacrificio y será a largo plazo y aun así ya veremos.

-¿Qué balance hace de estos años de Banca Ética y qué proyecciones tienen?

-Estuve en el equipo pionero de la Banca Ética, del Triodos Bank. Ellos me empezaron a llamar para dar unas conferencias en Argentina y Chile y, a partir de allí, empezó el proceso en Latinoamérica. No soy yo solo, somos una comunidad de personas trabajando, soy el cartero que trae la noticia.

-Estamos avanzando muy bien, por ejemplo, en Chile, antes de finalizar el año vamos a solicitar licencia bancaria. Hasta ahora hemos solicitado un fondo de inversión, hemos hecho de mediadores para financiar más de 400 proyectos por unos 50 millones de dólares que es poco pero que empieza a ser. Acabamos de abrir la oficina del Río de la Plata en representación de Montevideo y Buenos Aires. Pronto abriremos en Sao Pablo y estamos trabajando formando equipo en Colombia y México con mucho interés. Finalmente, me están llamando para que el año que viene visitemos Perú y Ecuador.

-Ha costado mucho porque ha costado formar comunidades. La Banca Ética es más que un equipo porque compartes un destino, es un proyecto que va más allá de un trabajo para ganar dinero. Hemos trabajado todos estos años en la fundamentación, la preparación de la gente y a partir de ahora será más visible. La gente debe conocerlo, apoyarlo y comprometerse. 

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