Metano en Argentina: ¿Cómo impacta en la salud y el clima?
Acaba de salir una nueva edición de la Revista Pulso Ambiental (°25), en la que especialistas, investigadoras, trabajadores recicladores e integrantes de organizaciones sociales y de comunidades indígenas dan cuenta del alcance del metano y sus efectos en distintas partes del país.
El metano es el segundo gas de efecto invernadero más contaminante. Es 80 veces más potente que el CO en un período de 20 años y es responsable de más del 50% del ozono troposférico presente en la atmósfera, de acuerdo al Climate and Clean Air Coalition (CCAC). Este contaminante atmosférico causa un millón de muertes prematuras cada año a nivel global y expone a las personas afectadas al riesgo de contraer enfermedades respiratorias graves.
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En Argentina, más del 60% de las emisiones de metano originadas por las actividades humanas provienen del sector agrícola; un 29% del sector energético -fundamentalmente de fugas en la producción y transporte de petróleo y gas- y el resto (aproximadamente un 7%) de una gestión inadecuada de los residuos y de los más de 5000 basurales a cielo abierto a lo largo de todo el país.
El metano, un problema global sin abordaje a nivel nacional
En términos de instrumentos internacionales orientados a mitigar el metano, la Argentina adhirió al Compromiso Global del Metano en la COP26, en Glasgow, Escocia, comprometiéndose a reducir un 30% de sus emisiones para 2030. Sin embargo, Argentina todavía no planteó metas sectoriales, no desarrolló un monitoreo sistemático de estas emisiones ni una regulación nacional específica destinada a su reducción. Por el contrario, profundiza un modelo basado en los combustibles fósiles, que no está alineado con los compromisos climáticos del país.
El avance de las emisiones en Vaca Muerta, captadas por Earthworks -una ONG ambiental estadounidense- y denunciadas desde la Confederación Mapuche de Neuquén, expone el rol silencioso del metano en las zonas de explotación de hidrocarburos mediante fracking.
Las afectaciones al ambiente y a la salud tornan necesario relacionar la reducción de las emisiones de metano con la defensa de los derechos humanos y la emergencia climática. No es casual que se haya convocado recientemente a una audiencia en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para visibilizar este vínculo. En esta audiencia, un aspecto clave abordado fue el impacto del sector residuos en las emisiones de metano. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), a nivel global, el 12% de las emisiones de metano proviene de los residuos sólidos municipales.
Dada la gran cantidad de basurales a cielo abierto que hay en el territorio nacional -alrededor de 5000-, la Argentina es uno de los países con más emisión de metano proveniente de esta fuente. Esta situación pone aún más en valor el aporte de las personas trabajadoras recicladoras del país, cuya recuperación de residuos urbanos genera impactos positivos tanto sobre el ambiente como también en la vida de quienes realizan la actividad.
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Sobre la revista Pulso Ambiental
A través de sus distintos artículos, esta edición de la Revista Pulso Ambiental busca visibilizar el problema del metano en nuestro país, sus impactos en el ambiente, la salud y los derechos humanos; y exigir políticas concretas y orientadas a su reducción y mitigación.
Para lograrlo, no basta con soluciones técnicas. La reducción del metano exige, además, decisiones políticas. Detectar y reparar fugas, capturar emisiones e invertir en compostaje son soluciones válidas y viables, pero no suficientes. Es urgente un cambio de paradigma sobre el modelo de producción actual: reducir la producción y el consumo, abandonar los combustibles fósiles y fomentar la agricultura familiar.






