Belém, entre la resistencia indígena y la indefinición climática: La COP30 inicia su semana decisiva
Belém do Pará se consolida como el epicentro de un urgente llamado global a dejar atrás los combustibles fósiles con movilizaciones masivas que exigieron el fin del extractivismo en la Amazonía. Mientras la sociedad civil y la ciencia marcan la senda de 1.5°C y la adaptación, las negociaciones de la COP30 entran en su segunda semana sin lograr acuerdos concretos en financiamiento y con la sombra de un nuevo récord de emisiones globales.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) en Belém inició su fase decisiva marcada por una profunda división entre la voz de la sociedad civil y la indecisión de las salas de negociación.
Amazonía: el grito de la calle contra los fósiles
El pasado fin de semana, miles de personas, con estimaciones que varían entre 50.000 y 70.000, llenaron las calles de Belém en la Marcha Mundial por el Clima1 que cubrió un recorrido de siete kilómetros. Los ejes centrales de la movilización fueron la defensa de la Amazonía, la garantía de los derechos de los pueblos originarios y la exigencia de una transición justa hacia fuentes de energía limpia.
Líderes indígenas, movimientos sociales, organizaciones ecologistas, trabajadores, estudiantes y diversas comunidades originarias participaron de esta marcha que partió del nuevo Mercado de São Brás y reforzó la urgencia de adoptar medidas concretas para limitar el calentamiento global y proteger los territorios más vulnerables.
Entre los principales temas planteados se encuentran la defensa de la Amazonía, el fin de los combustibles fósiles, la garantía de los derechos de los pueblos indígenas y una transición justa para los trabajadores afectados por los cambios en el sector energético.
El mensaje más potente de la protesta fue el simbólico "funeral de los combustibles fósiles". En un acto de artivismo en el que participaron más de 170 personas, incluyendo artistas de la Universidad Federal do Pará, se despidió al gas, el carbón y el petróleo con inmensos ataúdes elaborados con materiales sostenibles, buscando abrir paso a un futuro de energías renovables.
Ataúdes. Gentileza Artyc Studio
La protesta se trasladó también a las aguas de la Bahía de Guajará, donde una flotilla de más de 200 embarcaciones, en el marco de la Cumbre de los Pueblos, reforzó el rechazo a la explotación petrolera y minera en los territorios amazónicos. Líderes como el cacique Raoni Metuktire, símbolo global de la lucha indígena, alzaron la voz para denunciar que la soja es hoy el principal motor de la deforestación y la contaminación de los ríos.
Lloronas. Gentileza: Artyc Studio
La adaptación y el fracaso financiero
A pesar de que esta cumbre ha sido definida como la "COP de la adaptación", este continúa siendo un punto de fricción. Los impactos climáticos extremos, como los tifones recientes en Filipinas y Vietnam cuya devastación se ha visto incrementada por el calentamiento oceánico, demuestran que la adaptación ya no es una opción, sino un requisito esencial y no negociable, tal como lo subraya el informe Lancet Countdown LATAM 2025.
Sin embargo, las tensiones entre grupos de países en desarrollo han complicado el avance. Una propuesta que circula en los pasillos de la cumbre busca posponer la adopción del Marco Global de Adaptación (GGA) hasta la COP32 en Etiopía, lo que retrasaría dos años una hoja de ruta vital para los países más vulnerables.
La complejidad de la adaptación se ve agravada por la ausencia de compromisos financieros sólidos. La falta de definiciones concretas en materia de financiamiento es uno de los temas que más ha complejizado la resolución de la agenda de la cumbre, junto con la ambición climática, las medidas comerciales y los informes de emisiones.
La ciencia frente a la indecisión
En medio de las negociaciones, la ciencia ha sido enfática: aún es posible frenar el calentamiento global y mantener la temperatura por debajo del objetivo de 1.5°C antes de 2100, aunque los próximos diez años son cruciales. Pese a esta ventana de oportunidad, un análisis de Climate Action Tracker revela que los compromisos climáticos nacionales presentados hasta ahora (NDC) mantienen al mundo en camino hacia un calentamiento de 2.6°C. La Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS) ha demandado que el objetivo de 1.5°C sea honrado por los países.
Mientras los delegados debaten, las emisiones globales de carbono derivadas de los combustibles fósiles siguen una trayectoria ascendente. Se perfila un posible récord histórico para 2025, con una cifra que podría alcanzar los 38.1 mil millones de toneladas de carbono14. Este escenario subraya la urgencia ineludible de la acción: abandonar las fuentes de energía fósil es la única vía para evitar un desastre climático de proporciones irreversibles.
En este contexto, la protección de la verdad se ha elevado a un tema de agenda. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, calificó la COP30 como "la COP de la verdad", en un llamado a derrotar a quienes niegan o desinforman sobre la crisis climática. De forma inédita, 12 países, incluyendo a Brasil, Chile y Uruguay, suscribieron una declaración para combatir la desinformación climática, reconociendo el riesgo que esta representa para la acción global.






