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Los otros muros que Estados Unidos tendrá que construir

Las costas este o oeste enfrentan una amenaza latente y quedan solo 20 años para resolverla.

Una de las principales políticas públicas del presidente republicano Donald Trump se relaciona con construir grandes muros de este a oeste del país para frenar la llegada de inmigrantes latinoamericanos por la frontera sur.

Sin embargo, el cambio climático podría cambiarle los planes y hacer que en las próximas dos décadas los grandes vallados se construyan con otra disposición cardinal: se harían desde el sur hasta el norte, en ambas costas, y tendrían como principal objetivo frenar a las aguas oceánicas que podrían ingresar al suelo norteamericano como consecuencia del cambio climático.

Miami, Florida (Foto:PIxabay)

Según la Universidad de Notre Dame (en el estado de Indiana), una de las grandes urbes cuyo futuro aparece como muy comprometido es Miami: ocupa el segundo lugar en este ranking nacional de riesgos.

Sobre la ciudad más poblada del Estado de Florida se ciernen amenazas de inundaciones, sequías, calor extremo y hasta olas de frío debido al efecto invernadero.

En el otro extremo de la "gran nación", junto al Pacífico, se encuentra la más amenazada de los 50 Estados: 

Una salida muy cara

¿Cuál podría ser la solución para estas grandes concentraciones humanas que se encuentran a miles de kilómetros de distancia entre sí?

Un estudio llamado "Tributo de pleamar: el precio de proteger a las comunidades costeras de la subida del mar" y publicado en junio por el Centro para la Integridad Climática (dependiente del Instituto para la Gobernabilidad y el Desarrollo Sostenible) y Resilient Analytics apunta a que la mejor salida sería la construcción de barreras costeras.

Sería una red fenomenal de más de 80.000 kilómetros junto al mar que recorrería 22 estados y debería hacerse antes de 2040, con una inversión de 400.000 millones de dólares.

El distrito que más apostaría a esta mega solución sería Florida. Debería cubrir sus habitantes un costo cercano a los 76.000 millones de dólares.

El ascenso de las aguas saladas es lento pero indetenible.

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El cambio en la orientación (y el objetivo final) de los futuros muros estadounidenses depende en buena medida de la inminente elección presidencial.

Según quién gane el próximo 3 de noviembre sabremos qué tipo de vallado gigantesco van a desplegar desde la Casa Blanca de aquí al año 2040.

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