¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando apretamos el botón de "agregar al carrito"?
La satisfacción por el consumo, antes vinculada con nuestra supervivencia, se convirtió en una gran causa de contaminación y daño ambiental.
En épocas de HotSale, hablar en contra del consumo y del fast fashion es disruptivo y necesario. Que la industria de la moda contamina, ya lo sabemos. Que tenemos que disminuir nuestro consumo de ropa, también. Que consumimos para llenar vacíos existenciales es algo que hemos escuchado muchas veces. Pero ¿Por qué? ¿De dónde viene esa necesidad de adquirir cosas nuevas? ¿Qué pasa en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo cuando apretamos el botón de "agregar al carrito"?
Todos estos temas, y más, son abordados de forma dinámica y hasta cómica en la película documental Shittropoceno, estrenada recientemente por Patagonia y que podés visualizar aquí debajo.
El documental nos muestra un viaje desde los orígenes a nivel celular de nuestra falta de control de impulsos hasta las formas en que nuestros sistemas nerviosos centrales han sido hackeados en nombre del capitalismo. También se trata de cómo podríamos empezar a salvarnos a nosotros mismos.
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El Shittropoceno es una visión antropológica burlona de los hábitos de consumo de la humanidad, dirigiendo una mirada satírica (aunque brutalmente honesta) sobre cómo estamos destruyendo el mundo y cómo podríamos estar llevándonos a nuestra propia destrucción.
La película relata, de forma muy llevadera y divertida cómo el consumo nos está en verdad consumiendo, a nosotros y a los recursos planetarios. En la sinopsis se plantea que "por muchas razones, prácticamente todos estamos produciendo y comprando demasiadas cosas, y estamos programados evolutivamente para quererlo. Lo que una vez fue una ventaja (¡más! = ¡mejor!) ahora está contribuyendo a la destrucción del planeta".
Uno de los ejes que aborda es cómo podríamos consumir de manera responsable, si todo lo que producimos tiene un impacto ambiental, entonces, ¿cuál es la alternativa? Y una de las soluciones a las que se hacer referencia es la calidad y durabilidad de los productos.
Estos puntos nos interpelan a todos, a fabricantes y a consumidores. Desde la narrativa del documental, se pone énfasis en el ejemplo de la marca de indumentaria Patagonia y de los valores que defiende, poniendo el foco en la elaboración de productos que duren para toda la vida, desincentivando el consumo y la compra innecesaria y fomentando el cuidado y la reparación.
Además, se hace referencia al programa "Worn and Wear", que consiste en la realización de eventos en los que se reciben productos de todas las marcas para repararlas completamente gratis y así darles una segunda vida útil. En el caso de Argentina, estos eventos se llevan a cabo esporádicamente en distintos puntos del país, llevando la experiencia a ciudades y personas diferentes para contagiar el hábito de reparar, desde Buenos Aires hasta El Chaltén, Bariloche, Rosario y Ushuaia, entre otros.
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¿Por qué es importante prestarle atención a estos temas? Porque el impacto de la industria textil es enorme y está directamente vinculado con nuestro consumo. Veamos algunos datos vinculados con el uso y la contaminación del agua:
• Se necesitan 2.700 litros para producir una sola remera de algodón. Esto equivale a la misma cantidad de agua que 1 persona bebe durante ¡2 años y medio!
• Se utilizan 7.400 litros de agua para producir 1 jean
• La industria de la moda utiliza usa 1.5 trillones de litros de agua al año y es responsable del 20% del desperdicio de este recurso.
• El teñido y acabado de las telas es la segunda fuente de contaminación de aguas a nivel mundial.
De acuerdo con un informe de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. Cada año se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a tres millones de barriles de petróleo, y el rubro del vestido utiliza 93 millones de metros cúbicos de agua, un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas.
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El mismo informe denuncia que "la industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos, con las consecuencias que ello tiene en el cambio climático y el calentamiento global. El modelo dominante en el sector es el de la ‘moda rápida', que ofrece a los consumidores cambios constantes de colecciones a bajos precios y alienta a comprar y desechar ropa frecuentemente. Como consecuencia, la producción de prendas de vestir se duplicó en el periodo de 2000 a 2014".
¿Qué podemos hacer desde nuestro lugar?
Cuidá tu ropa, no la trates como si fuera descartable.
Tratá de comprar ropa de buena calidad. En este caso, menos es más, unas pocas prendas más caras, pero buenas, son mejores que muchas remeras baratas que duren solo una temporada.
Intercambiá ropa, podés proponerlo en tu grupo de amigas o buscar redes de intercambios en Facebook.
Comprá ropa usada, cada día hay más ferias americanas, así como también cuentas en Instagram y páginas web con gran variedad y envíos a todo el país.
Dejá de seguir cuentas que incentivan el consumo constante, gran parte de nuestro deseo de comprar entra por los ojos, pero se instala en nosotrxs como angustia, carencia y necesidad de pertenencia.