Política
De miles de millones a billones

El G20 de Sudáfrica pone la deuda y el clima en el centro de la agenda global

Sudáfrica logra un consenso clave para vincular el alivio de la deuda soberana con la acción climática, comprometiendo al bloque a escalar el financiamiento de "miles de millones a billones". Pese a la disidencia de Estados Unidos y Argentina, la cumbre priorizó la agenda del Sur Global para alinear los flujos financieros con el Acuerdo de París.

En una cumbre histórica marcada tanto por la ausencia de Estados Unidos como por la firmeza del Sur Global, los líderes del G20 aprobaron este fin de semana en Johannesburgo una Declaración que busca redefinir la arquitectura financiera internacional. Bajo el lema "Solidaridad, igualdad y sostenibilidad", el documento final no solo esquivó el bloqueo geopolítico, sino que estableció un vínculo ineludible entre la crisis de deuda soberana y la urgencia de la acción climática.

Un mandato verde desde el Sur Global

La presidencia sudafricana logró una victoria diplomática crucial al conseguir que la Declaración de los Líderes del G20 de 2025 reconozca que la sostenibilidad ambiental es imposible sin sostenibilidad financiera. El texto aprobado admite, sin ambages, que el endeudamiento asfixiante de las economías en desarrollo es la principal barrera para la inversión en resiliencia climática.

Para la comunidad ambiental, el punto más relevante es el compromiso explícito de escalar la financiación climática. El lenguaje del acuerdo marca un cambio de paradigma: ya no se habla de movilizar "miles de millones", sino de "miles de millones a billones" (from billions to trillions) a nivel mundial.

"Reconocemos la necesidad de aumentar las inversiones mundiales para cumplir nuestros objetivos climáticos del Acuerdo de París... A este respecto, es esencial alinear todos los flujos financieros pertinentes con estos objetivos", reza el documento. Esta cláusula es vital para los países en desarrollo, que han abogado largamente por que la carga de la transición energética no recaiga sobre sus economías ya fragilizadas.

La deuda como obstáculo ambiental

En paralelo a la cumbre, la Iniciativa de Alivio de la Deuda de los Líderes Africanos (ALDRI) emitió un comunicado contundente que refuerza la narrativa ambiental del encuentro. La iniciativa, presidida por Olusegun Obasanjo, expresidente de Nigeria, subraya que la reforma de la deuda no es una cuestión meramente financiera, sino de supervivencia ecológica.

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El comunicado de la ALDRI elogia al presidente Cyril Ramaphosa por situar la sostenibilidad de la deuda en el centro del debate, pero advierte que el tiempo de los diagnósticos ha terminado. "El diálogo es importante, pero lo que necesitamos ahora son resultados", sentenció Obasanjo, instando a que la reforma financiera se mantenga como prioridad más allá de 2026. Para la ALDRI, liberar recursos del servicio de la deuda es la única vía para que África y el Sur Global puedan financiar infraestructuras verdes, sistemas de salud y educación.

Voces clave: Hacia un nuevo modelo

La cumbre sirvió de plataforma para líderes que abogan por una transformación estructural. Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, fue enfático al señalar el rol del grupo en la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, conectando los resultados de Johannesburgo con los debates de la COP30: "Es del G20 de donde debería surgir un nuevo modelo económico... La semilla de esta propuesta ya se ha plantado y, tarde o temprano, dará sus frutos".

Por su parte, el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, ofreció una visión de cooperación renovada, prometiendo un cambio de enfoque de "donante a inversor" y el fin del paternalismo, reconociendo explícitamente la necesidad de "abordar la deuda insostenible".

Disonancia en la adopción

A pesar del consenso generalizado, la geopolítica dejó su marca. La Declaración fue adoptada sin la presencia de Estados Unidos, un hecho inédito que subraya la fragmentación actual. A esta postura se sumó el gobierno de Argentina, representado por el canciller Pablo Quirno, quien alineó al país con la posición estadounidense de no apoyar el documento final, aunque matizó que Argentina "sigue plenamente comprometida con el espíritu de cooperación" del bloque.

Sin embargo, esta disidencia no logró descarrilar el avance de una agenda que prioriza las necesidades urgentes del mundo en desarrollo. La cumbre de Johannesburgo cierra con un mensaje claro para los mercados y la diplomacia ambiental: la lucha contra el cambio climático requiere una reforma profunda de las finanzas globales, donde el alivio de la deuda sea el primer paso hacia un futuro sostenible.

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