El siglo XXI enfrenta una paradoja energética profunda: la demanda de energía crece por encima de la capacidad de las tecnologías limpias actuales para reemplazar a los combustibles fósiles.
Inspirado en un popular juego infantil, esta técnica de demolición no solo es ingeniosa, sino que ofrece ventajas ambientales significativas que la posicionan como una alternativa atractiva para la construcción sostenible del futuro