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Maltrato

Quilmes: aunque está prohibida, la tracción a sangre animal existe y es usada como herramienta política

A pesar de los esfuerzos de las organizaciones proteccionistas, en los últimos dos años, los carreros y los caballos se multiplicaron en este municipio

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Es una problemática que afecta a todos. La tracción a sangre animal está prohibida en Quilmes por ordenanza municipal desde 2002. Sin embargo, esta legislación no se cumple y todavía se puede ver en las calles la explotación de esos animales.

Al ser entrevistado por Carbono.news, el abogado animalista Leonardo Barnabá explicó que, si bien es necesario aplicar esta legislación, no es algo que se pueda conseguir rápidamente. "Entendemos que no se puede hacer cumplir de un día para el otro porque, en definitiva, sería peor para los caballos. Vas a tener mucha gente que no puede salir a trabajar y además, un montón de animales que no se sabe adónde van a ir", aclaró.

Por esto, Barnabá planteó "una reglamentación a la ordenanza para que, de manera progresiva, en Quilmes, se fuese prohibiendo por zonas e intercambiando los caballos por carros en los que no se necesite su esfuerzo".

Mirá también: "Tracción a sangre: la lucha contra el maltrato a caballos carreros en Quilmes"

Desde la sanción de la Ley 14.346 de "Penas para las personas que maltraten o hagan víctimas de actos de crueldad a los animales" hasta hoy, la conciencia social se ha visto modificada y ya no se permiten las mismas cosas. Dice Leonardo: "Hoy tenemos una respuesta distinta de la Justicia, donde se empiezan a tener en cuenta los animales como sujetos de derecho. Y se empieza a responder por ellos".

Karina Dotto es presidenta de la Asociación Civil Caballos de Quilmes, una organización que desde hace diez años lucha contra la tracción a sangre animal y rehabilita caballos maltratados.

En diálogo con Carbono.news, Karina contó algunos de los casos con los que se han encontrado y sostuvo: "La tracción a sangre es muerte, es desidia, se tiene que terminar y para eso necesitamos la voluntad política".

A pesar de los avances, aún queda mucho por hacer y el sector político debe comprender que velar por los derechos de los animales es más redituable que usar a los carreros como fuerza electoral propia.

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