Qué son las "bombas de semillas" que se utilizan para resembrar las zonas degradadas por los incendios
Un método japonés se aplicará en Argentina con el objetivo de volver a generar vida en las cientos de miles de hectáreas dañadas.
Con la llegada del otoño al hemisferio Sur, las tierras están húmedas porque han recibido generoso caudal de agua gracias a las lluvias estivales. Es el momento indicado para aplicar "bombas de semillas" reparadoras en los sitios afectados por los numerosos incendios forestales que arrasaron con grandes áreas como consecuencia -en parte- de la intensa sequía que dejó La Niña en Sudamérica.
Las bombas de semillas (Foto: Municipio de Córdoba)
Estas "bolas de semillas" fueron creadas en Japón. El sistema consiste en arrojar semillas de árboles, pasturas y arbustos autóctonos para reponer la vegetación arrasada por las llamas. Fue inventado por el biólogo Masanobu Fukuoka y son conocidas también como "nendo dango".
Se trata de una variedad de semillas enrolladas dentro de una bola de arcilla, preferiblemente arcilla roja piroclástica volcánica, que pueden incluir varios aditivos, como humus o compost.
En el interior se colocan simientes de las mismas especies que había en la zona antes del fuego. Todos los ingredientes utilizados deben ser procesados y ser lo más finos posibles para permitir la futura germinación.
Cada hectárea "resembrada" desde el aire puede recibir unas 1000 pequeñas esferas especialmente preparadas.
Consultado por Carbono News, el Director de Sostenibilidad y Energías Renovables de la Municipalidad de Córdoba, Guillermo Díaz Cornejo, explicó las bondades del método oriental que comenzaron a aplicar en abril en esa provincia argentina.
Elaborando las bombas de semillas (Foto: Municipio de Córdoba)
"La época de reforestación se ubica en el final del verano cuando el suelo está cargado de agua. Abril es uno de los meses más aconsejables. Las bombas han demostrado ser aptas para mitigar los daños sufridos en zonas que no se pueden recuperar naturalmente y por ello necesitan asistencia artificial. También, son recomendables para sitios inaccesibles donde no se pueden realizar plantaciones o siembra directa", detalló.
"Todo debe iniciarse una vez que el suelo quedó lavado por las precipitaciones del verano y aparecieron los brotes. Aunque el bosque quemado parezca muerto, siempre nos sorprende, porque experimenta un proceso increíble de reaparición. Donde se encuentra demasiado afectado, hay que evaluar la oportunidad de una intervención más focalizada. Una cirugía más puntual", agregó Diaz Cornejo.
Miles de hectáreas dañadas
En el último año, en amplias geografías siniestradas de Argentina y Chile (provincias de Córdoba, Santa Fe y la Patagonia) se hicieron diagnósticos severos y se pensó que los estragos causados por las catástrofes eran irreparables.
Sin embargo, la flora nativa de cientos de miles de hectáreas incineradas demostró una vez más una gran capacidad de resurgimiento.
El suelo tiene tres estratos diferentes que deben ser tenidos en cuenta: las pasturas, los arbustos y los árboles. Este tipo de cápsulas funciona de manera notable en la reposición de pasturas, ya que las especies leñosas insumen mucho más tiempo de remediación.
En países como Perú, Ecuador y Bolivia también se disparan tras los desastres ecológicos miles de bombas de forma manual. También, se utilizan aviones que sobrevuelan las geografías más impactadas.
"Tanto los quebrachos, como los algarrobos, lapachos, caldenes o las Cinacina tienen chance de reproducirse y recuperar su brillo y esplendor. Este método ha demostrado eficacia en el Extremo Oriente desde hace muchos años. Tuvo gran efectividad en otro tipo de ecoregiones. Se trata de una apuesta alternativa. Es una variante para ayudar a la Madre Tierra en su proceso de resurrección. Es inocuo. En el peor de los casos apenas habremos arrojado tierras y semillas en sectores devastados por los focos ígneos", cerró Díaz Cornejo.
