Activismo
Ambientalismo de cercanía

¿Cómo hacer compost y mejorar el mundo?

Hacer compost es el mejor primer paso que podemos dar para tratar de reducir nuestra huella, un proceso simple, natural y lleno de esperanza.

Abogada y diplomada en el Programa de actualización de Políticas Públicas y Cambio Climático. Autora del libro "Una vida sustentable"

A veces cuando el contexto es caótico e incierto es importante tomarnos unos minutos para reconectar con lo cercano y pensar en cómo podemos modificar y mejorar aquello que tenemos cerca: nuestra pequeña porción del mundo.

Por eso, en este segundo artículo sobre ambientalismo de cercanía, vamos a sumergirnos en un tema bien básico para quienes están interiorizados en lo que es el cuidado del ambiente, pero aún desconocido o ajeno para mucha gente.

Mirá también: No podré cambiar el mundo, pero puedo separar mis residuos

Empecemos por el principio: ¿qué es el compost?. Según el Instituto Nacional de Tecnología Industrial- el compost es "un proceso biológico llevado a cabo por micro-organismos de tipo aeróbico (presencia de oxígeno), bajo condiciones de humedad, temperatura y aireación controladas, que permiten la transformación de residuos orgánicos degradables en un producto estable".

En definitiva, el compost es el proceso a través del cual podemos transformar nuestros residuos orgánicos en "tierra".

Para seguir en el tren de las definiciones, vale aclarar que, cuando hablamos de residuos orgánicos nos estamos refiriendo principalmente a los residuos que generamos cuando cocinamos: cáscaras de frutas y verduras, de frutos secos, restos de café, yerba y té en hebras, cáscaras de huevo, semillas, en definitiva, aquello que salió de la tierra podría volver a la tierra si le damos las condiciones mínimas. 

Es importante aclarar que hablamos de residuos orgánicos de origen vegetal, por lo tanto, quedan afuera de la lista los restos de carne, huesos y queso. La excepción a esta regla son las cascaras de huevo que, si bien son de origen animal, pueden ir al compost sin problema.

Hechas esas aclaraciones, toca explicar cómo hacer compost, para lo cual te voy a invitar a ver este video que hice en el 2019. 

Para quienes no quieran ir al video, vamos con una explicación simple: a grandes rasgos, podemos decir que hay dos formas de hacer compost, una es en un pozo y otra es en compostera. Vamos a ver entonces en qué consiste cada una.

¿Cómo hacer compost en pozo?

Para aquellas personas que tienen jardín, lo más simple es aprovecharlo y hacer compost en pozo. Para eso se necesita de un lugar destinado al pozo del compost. El tamaño del mismo va a depender de cuantas personas vivan en tu casa y de cuál sea el volumen de producción de orgánicos del grupo familiar. A menor cantidad de gente y menor volumen de residuos, menor va a ser el pozo que tengas que cavar.

Paso a paso:

  • Hacé el pozo

  • Incorporá la primera tanda de orgánicos húmedos (los restos de frutas y verduras de los que hablamos antes).

  • Incorporá igual cantidad de residuos secos.

  • Mové un poco para que no queden capas independientes sino que todo empiece a incorporarse

  • Tapá con una chapa, una tapa de plástico, de madera o una lona.

  • Cuando vuelvas a incorporar orgánicos, recordá incorporar también material estructurante (orgánicos secos)

¿Cómo hacer compost en compostera? 

Para quienes no tienen jardín, o por algún motivo no pueden disponer de un espacio para hacer un pozo, existe la posibilidad de hacer compost en compostera.

La compostera es un espacio artificial donde tratamos de imitar un proceso natural. Por eso, si bien cualquier recipiente puede ser usado como compostera, hay algunas consideraciones a tener en cuenta.

En primer lugar, para quienes no tienen ganas de ponerse a fabricar una compostera, no se dan maña, o les importa realmente la estética porque quieren que sea un elemento decorativo de su balcón o patio, existen un montón de emprendimientos que venden composteras hermosas, funcionales, de diversos materiales y en rangos de precios bien variados.

Para quienes no pueden hacer la inversión o tienen ganas de poner a prueba su espíritu creativo y reutilizador, pueden fabricar su propia compostera. Los recipientes preferidos son los baldes de pintura de 20 litros, o esos cajones verdes de leche que a veces aparecen tirados por ahí.

Si bien el proceso de disposición de orgánicos y secos es igual que en el caso del compost en pozo, hay algunas especificaciones a tener en cuenta:

  • Drenaje. Todo recipiente que utilicemos para hacer compost tiene que tener agujeros en la base. ¿Cuántos? Varios, mejor que sobren a que falten. La idea es que el recipiente tenga buen drenaje, para que los líquidos generados durante el proceso de descomposición (lixiviados) puedan salir del recipiente y nos eviten el encharcamiento, exceso de humedad, los malos olores e insectos no tan deseados.

  • Ventilación. Como el compostaje es un proceso aeróbico, necesitamos asegurarnos de que el aire ingrese con facilidad. Por eso, así como para el drenaje necesitamos agujeros en la base, para la ventilación vamos a necesitar agujeros laterales.

  • Tapa. Durante el proceso de compostaje (sobre todo en la etapa inicial), la temperatura de los residuos orgánicos en descomposición incrementa. Esta suba de temperatura es muy importante para que la degradación de los residuos se pueda llevar a cabo. Por lo tanto, es recomendable tapar el recipiente. De esa forma vas a evitar la pérdida de calor, preservando el microclima que se genera dentro de la compostera. Asimismo, la tapa te va a permitir evitar que se inunde en caso de lluvias, o que se reseque por el sol en días muy calurosos o durante el verano. La tapa ayuda a mantener el clima de la compostera de forma estable. Por último, incorporar una tapa te va a permitir aislar los olores que puedan generarse para evitar atraer insectos y animales.

¿Por qué es importante compostar?

Por un lado, hay un motivo tangible que tiene que ver con la cantidad de residuos orgánicos que generamos. En Argentina se calcula que cada persona genera 1.5kg de basura por día. De ese kilo y medio, se calcula que el 50% son residuos orgánicos. O sea que cada persona genera, aproximadamente 750 gramos de residuos orgánicos por día. Dicho así, parece muy poco, pero multiplicado por más de 46 millones de personas, son más de 35 mil toneladas. ¿Qué pasa con estos residuos? Al igual que la mayoría de los residuos que generamos en Argentina, estos terminan en rellenos sanitarios, en basurales o en quemas. Por lo tanto, si cada persona y cada familia se hiciera cargo de sus propios residuos orgánicos se reduciría muchísimo la demanda sobre los rellenos sanitarios.

Mirá también: ¡Arrancó el Mes del Compostaje!: ¿por qué esta fecha es tan importante?

Hay que tener en cuenta que los residuos orgánicos no solamente ocupan un lugar en términos de volumen en los rellenos, sino que además, al estar embolsados, emiten gas metano, que es uno de los gases de efecto invernadero que contribuye con el cambio climático.

Otro punto también a tener en cuenta es el traslado. Para trasladar los residuos, el camión de basura utiliza combustibles fósiles, cuanto menor es la cantidad de residuos generamos, menos carga tiene que ser transportada, menos viajes son requeridos y por lo tanto, menos combustibles son usados

Por último, hay un aspecto más intangible del compost que también me parece que vale la pena comentar. Para muchos, el compost es el primer paso por excelencia a la hora de empezar a adoptar una vida más sostenible o de reducir nuestro impacto ambiental, porque es casi el único cambio que nos permite ser testigos de la transformación de los materiales dentro de nuestra casa. Es muy gráfico y muy simbólico ver que algo que considerábamos basura se transforma en tierra, y más todavía al ver que en primavera, de esa mezcla, sin que hagamos nada, empiezan a brotar plantas de zapallo, de tomate, de morrón, y de otras frutas y verduras que hemos comido y echado al compost.

Por otro lado, más allá de lo que hagamos en casa, existen algunos espacios donde se puede compostar que no implican que lo hagamos en nuestros hogares. Un ejemplo son las composteras comunitarias. Hay muchas experiencias de compostaje comunitario, donde no sólo se composta sino que se generan vínculos y espacios de encuentro.

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